
El avión, un Airbus 320, se encontraba en proceso de preparación para el despegue cuando el pasajero, cuya identidad no ha sido revelada, reaccionó de forma violenta.
Testigos del incidente aseguran que el individuo ya había mostrado signos de alteración durante el embarque, posiblemente debido a problemas previos con su acceso al avión.
Por esta razón, un miembro de la tripulación lo estaba vigilando de cerca, aunque esto no impidió que el pasajero intentara huir de manera abrupta. El incidente provocó el inmediato despliegue de equipos de emergencia en la pista del aeropuerto, con la llegada de varias unidades médicas y de seguridad.
Los demás pasajeros permanecieron en la aeronave durante aproximadamente dos horas antes de ser evacuados, algunos de ellos en estado de crisis nerviosa debido a la tensión vivida a bordo.
Las autoridades han iniciado una investigación para esclarecer las causas del comportamiento del pasajero y determinar si existía algún riesgo adicional para la seguridad del vuelo. Hasta el momento, no se ha confirmado si el individuo tenía antecedentes o si padecía alguna condición médica que pudiera haber influido en su conducta.
Este tipo de incidentes representan un desafío significativo para la seguridad aérea, dado el estricto control que rige en los aeropuertos internacionales.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) establece protocolos rigurosos para prevenir situaciones de riesgo, incluyendo la formación del personal de vuelo en la gestión de pasajeros conflictivos. Por su parte, Iberia no ha emitido aún un comunicado oficial sobre el suceso ni ha confirmado el estado del auxiliar de vuelo agredido. Sin embargo, fuentes cercanas a la aerolínea han señalado que se ha seguido el protocolo de seguridad establecido en este tipo de emergencias, garantizando la protección de la tripulación y los pasajeros.