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Un año después de que Ariel Henry informara su dimisión como primer ministro, Haití se encuentra en un punto muerto.
El país no logra encontrar un rumbo, permaneciendo atrapado en una crisis que no cesa de empeorar día tras día y que parece no tener solución.
Hace un año, Henry, desde el extranjero, comunicó que dejaría el cargo una vez establecido un Consejo Presidencial de Transición (CPT), el cual fue finalmente instaurado en abril. En su mensaje, expresó que "ningún sacrificio es demasiado grande para nuestro país", el cual, dijo, "necesita paz, estabilidad, un desarrollo duradero".
El anuncio se produjo en medio de una ofensiva sin precedentes de la coalición de bandas armadas Vivre Ensemble (Vivir Juntos), del poderoso Jimmy Chérizier, alias 'Barbecue', que en la capital incendió comisarías de policía, escuelas, universidades e incluso farmacias y centros de salud públicos y privados, una escalada de la violencia desatada cuando el entonces primer ministro estaba en el extranjero.
Henry había viajado a Kenia para discutir el despliegue de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) liderada por ese país y no pudo regresar a Haití debido al cierre prolongado del principal aeropuerto de Puerto Príncipe, el cual fue atacado por las bandas.
Las negociaciones entre los partidos y organizaciones de la sociedad civil culminaron en abril de 2024 con un acuerdo político que preveía la creación del CPT, que a su vez elegiría a un nuevo primer ministro.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, Henry había sido el único líder en el país y no anticipó que un día se vería obligado a dejar el poder.
Ahora, doce meses después, sigue sin poder regresar oficialmente a su hogar. Aparte de algunos vídeos caseros que circulan en redes sociales, donde se le ve salir de un supermercado en Estados Unidos, nada más se ha sabido de él ni ha aparecido en los medios.
Violencia, Crisis y Caos en Haití
Durante su gestión, Henry no logró cumplir ni un tercio de sus promesas, las cuales incluían el restablecimiento de la seguridad, la reforma constitucional, la realización de un referéndum y la celebración de elecciones generales, responsabilidades que ahora recaen en el CPT.
Desde la salida de Henry, la seguridad ha continuado deteriorándose tanto en el área metropolitana de Puerto Príncipe como en ciudades de provincias, con bandas cada vez más violentas atacando a la población civil.
Los grupos armados, expandiéndose de norte a sur y de este a oeste, han incrementado la toma de territorios, así como los ataques, violaciones y robos. Al menos el 85 % de la región metropolitana de Puerto Príncipe está bajo control directo o indirecto de estas pandillas.
La crisis humanitaria también se ha intensificado, con el número de personas desplazadas que ha prácticamente duplicado (superando ya el millón), muchas de las cuales viven en campamentos improvisados en condiciones inhumanas, sin acceso a servicios básicos como agua y atención médica.
Las elecciones, que estaban inicialmente previstas para noviembre próximo, corren el riesgo de no celebrarse debido al deterioro del clima de seguridad, a pesar de la presencia de la MSS desde finales de junio.