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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado a justificar su agenda política invocando su esperanza de llegar al cielo después de morir.
Su búsqueda del paraíso eterno está destinada al fracaso, dijo el presidente el domingo.
“No creo que haya algo que me vaya a llevar al cielo”, dijo Trump a los periodistas a bordo del Air Force One, rumbo a Israel, después de que le preguntaran si el acuerdo de paz que ayudó a negociar entre Israel y Hamás había mejorado sus posibilidades. “Creo que no voy, tal vez, rumbo al cielo.”
Trump ha insistido en su propósito divino, particularmente después de que una bala de un intento de asesinato le rozara la oreja en julio de 2024. “Dios me salvó para hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”, dijo Trump al aceptar la nominación presidencial republicana cinco días después.
Durante una década ha hablado de su renovada fe cristiana, aunque a veces ha tropezado con principios clave de la religión mientras buscaba afianzar el apoyo de los evangélicos, un bloque de votantes clave del Partido Republicano.
El presidente de 79 años ha reflexionado en los últimos meses repetidamente sobre la vida después de la muerte, a veces con un tono reflexivo, melancólico e incluso autocrítico. (El domingo, Trump admitió que estaba siendo “un poco juguetón” respecto a su reciente fijación con el más allá).
“Quiero intentar llegar al cielo, si es posible”, dijo Trump en Fox & Friends el 19 de agosto, explicando sus esfuerzos para negociar un acuerdo entre Ucrania y Rusia. “Estoy escuchando que no me está yendo bien. Estoy realmente en el fondo de la escala. Pero si puedo llegar al cielo, esta será una de las razones”.
También lo ha citado como una razón para comportarse bien en casa.
“Si no eres creyente y crees que no vas a ningún lado, ¿cuál es realmente la razón para ser bueno?”, se preguntó el presidente dos días después en el programa de radio del comentarista conservador Todd Starnes. “Tiene que haber algún tipo de boletín de calificaciones allá arriba, en algún lugar. Ya sabes, como: ‘vamos al cielo, entremos al cielo’.”
Y lo mencionó cuando se le preguntó sobre su decisión de lanzar una nueva iniciativa de oración respaldada por la Casa Blanca la semana pasada.
“Quiero ser bueno porque quieres demostrarle a Dios que eres bueno, para poder dar ese siguiente paso, ¿verdad?”, dijo Trump a los periodistas. “Así que eso es muy importante para mí.”
Trump no siempre ha logrado demostrar su autenticidad cristiana ante los líderes religiosos en la Tierra Santa. El Papa Francisco, quien falleció en abril, y su sucesor, el Papa Leo, han criticado el trato de su administración hacia los inmigrantes.
Algunos líderes religiosos también han condenado su retórica incendiaria, la toma de control de ciudades, su uso de la aplicación de leyes migratorias en hospitales y escuelas, sus esfuerzos por debilitar los programas de asistencia social federales, y una representación desde la Casa Blanca de Trump como si fuera el Papa, entre otras transgresiones percibidas.
Organizaciones de vigilancia también han denunciado que Trump ha ido erosionando los límites establecidos desde hace mucho entre la Iglesia y el Estado en Estados Unidos.
La Casa Blanca ha reprendido en ocasiones a grupos religiosos que han criticado a Trump, mientras que otros líderes espirituales, como el reverendo Franklin Graham, han sido defensores acérrimos del presidente. Los cristianos conservadores siguen siendo también sus seguidores más fieles.
El 82 % de los protestantes evangélicos blancos dijeron que aprueban el desempeño de Trump como presidente, casi el doble del 43 % de todos los adultos que lo apoyan, según una encuesta de Washington Post-Ipsos realizada del 11 al 15 de septiembre.
Y aunque otros políticos y líderes mundiales pueden tener poca influencia en las puertas del cielo, están pidiendo que Trump reciba el Premio Nobel por sus esfuerzos para lograr la paz mundial. Grupos israelíes lo calificaron el lunes como un salvador por su trabajo para poner fin a la guerra regional.
“Creo que el presidente quiere llegar al cielo, como espero que todos en esta sala también”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, a los periodistas en agosto.
Los líderes cristianos han ofrecido durante mucho tiempo instrucciones sobre cómo llegar a la tierra prometida, a menudo con un mensaje simple: pide perdón y pon tu fe en Jesús.
“Te arrepientes y crees, crees en Cristo”, dijo Billy Graham, padre de Franklin, en un sermón de 1993.
Trump, quien hace una década dijo ante una audiencia cristiana conservadora que nunca había pedido perdón a Dios, dijo la noche del domingo que estaba enfocado en otras formas de felicidad.
“Puede que ya esté en el cielo ahora mismo, mientras volamos en el Air Force One”, dijo Trump a los periodistas. “No estoy seguro de poder llegar al cielo, pero he hecho que la vida sea mucho mejor para muchas personas.”
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