El presidente estadounidense, Donald Trump, reconoció este martes que alcanzar una solución al conflicto entre Rusia y Ucrania podría ser más difícil de lo que esperaba, incluso más que lograr un acuerdo de paz en Oriente Medio.
Durante un encuentro con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, Trump señaló que inicialmente pensó que la crisis ucraniana sería fácil de resolver, en parte por su relación con el presidente ruso, Vladímir Putin.

Trump tampoco descartó la entrega de misiles de crucero Tomahawk a Ucrania. Declaró que “en cierto modo” ya tomó una decisión, aunque antes desea confirmar el uso y destino de estos armamentos. “Supongo que tengo que hacer esa pregunta”, añadió.

Desde Rusia, han reiterado que ningún arma puede cambiar significativamente el curso del conflicto ucraniano y advirtieron que la participación directa de militares estadounidenses podría destruir las tendencias positivas en las relaciones bilaterales.
La declaración de Trump se produce en paralelo a sus esfuerzos por mediar en otros conflictos. La semana pasada, la Casa Blanca presentó un plan de 20 puntos para poner fin al conflicto en la Franja de Gaza, incluyendo un “alto el fuego inmediato si ambas partes lo aceptan”.

Este lunes, delegaciones de Israel y Hamás iniciaron negociaciones indirectas en Egipto, en un intento de acercar posiciones.
Trump, al comparar ambos escenarios, deja entrever que la resolución de conflictos internacionales complejos sigue siendo un desafío incluso para un expresidente acostumbrado a la diplomacia de alto nivel.