El triptófano es un aminoácido esencial presente en diversos alimentos. Aunque suele asociarse con la somnolencia tras comidas copiosas, los expertos advierten que su papel en el organismo es más amplio y complejo.
La sensación de sueño posterior a grandes comidas se relaciona más con el consumo de carbohidratos y alcohol que con el triptófano del pavo.
El cuerpo utiliza el triptófano para producir serotonina y melatonina. Ambas regulan el estado de ánimo y el ciclo del sueño. Un aporte adecuado favorece el equilibrio emocional y mejora la calidad del descanso.

Un estudio citado por Women’s Health halló que una mayor ingesta de triptófano se asocia con menos síntomas depresivos y mejor desempeño en pruebas de cognición social.
Según especialistas, el triptófano también influye en la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Un estudio en adultos sanos mostró mejoras en este indicador tras consumir suplementos con alto contenido de triptófano. Esto sugiere un efecto positivo en el sistema nervioso y la salud del corazón.

Aunque no induce sueño de forma inmediata, es clave para la síntesis de melatonina. Investigaciones indican que dosis cercanas a 1.000 mg podrían mejorar la calidad del sueño, siempre bajo supervisión médica.
Se encuentra en pechuga de pollo, cerdo, tofu, salmón, leche, avena y huevos. Las proteínas de origen animal aportan mayores cantidades, aunque también está presente en frutas y vegetales en menor proporción.

Los expertos recomiendan suplementos solo ante deficiencias confirmadas. La mayoría cubre sus necesidades con una dieta balanceada. Las dosis sugeridas suelen variar entre 250 y 425 mg diarios.
El exceso puede provocar náuseas, mareos y malestar intestinal. Además, puede interactuar con medicamentos antidepresivos y generar el peligroso síndrome serotoninérgico.
Fuente: Infobae.