
El accidente ocurrido en el elevador turístico de Gloria, en Lisboa, que dejó al menos 15 personas fallecidas y 18 heridas, se convirtió en la más reciente tragedia en este tipo de transporte, utilizado en su mayoría con fines turísticos en ciudades históricas y destinos de montaña.
El siniestro en Portugal revive la memoria de otros episodios mortales relacionados con funiculares y teleféricos en las últimas décadas. El más grave se produjo el 11 de noviembre del año 2000 en Kaprun, Austria, cuando un ventilador defectuoso provocó un incendio en el funicular que ascendía al glaciar de Kitzsteinhorn. Allí murieron 155 personas y solo ocho lograron sobrevivir.
Otro accidente reciente ocurrió el 17 de abril de 2025 en Castellamare di Stabia, cerca de Nápoles, Italia. La rotura de un cable provocó la caída de una cabina que ascendía al monte Faito, a más de 1,100 metros de altura, causando la muerte de tres turistas, entre ellos dos británicos y un israelí.
La lista de tragedias es extensa. En enero de 2003, cuatro personas murieron al caer varias cabinas en el estado indio de Gujarat. Ese mismo año, en Darjeling (India), la rotura de un cable dejó cuatro muertos y once heridos.
En 2005, nueve personas fallecieron en Tirol (Austria) cuando una pieza de hormigón desprendida por un helicóptero rompió un cable en los Alpes.