Varios helicópteros de Operaciones Especiales de Estados Unidos realizaron ejercicios de entrenamiento en los últimos días en aguas cercanas a Venezuela, lo que incrementa las tensiones entre ambos países por el reciente despliegue militar estadounidense en el Caribe, informó este jueves The Washington Post.
De acuerdo con el medio, aeronaves MH-6 Little Bird y MH-60 Black Hawk sobrevolaron a principios de octubre zonas ubicadas a menos de 145 kilómetros de la costa venezolana, cerca de plataformas de petróleo y gas, según revelan imágenes satelitales analizadas por expertos.
Un funcionario estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, aseguró que los vuelos formaban parte de operaciones rutinarias de entrenamiento y descartó cualquier vinculación con una posible acción militar contra Venezuela.
“No hay operaciones ofensivas en curso ni previstas contra territorio venezolano”, citó el diario estadounidense.
El despliegue de los helicópteros forma parte de un aumento de la presencia militar estadounidense en el Caribe, donde operan embarcaciones y aeronaves bajo la justificación de combatir el narcotráfico.
Asimismo, el presidente Donald Trump habría autorizado operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano, en el marco de una estrategia de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro, a quien Washington acusa de encabezar el llamado “Cartel de los Soles”.
En declaraciones recientes, Trump confirmó que evalúa la posibilidad de ataques dirigidos contra redes de narcotráfico en la región, tras el hundimiento de cinco embarcaciones presuntamente utilizadas por traficantes en aguas internacionales próximas a Venezuela.
“Hemos destruido varias naves dedicadas al narcotráfico. No descartamos ampliar nuestras operaciones”, declaró Trump.
Los ataques, según fuentes oficiales, dejaron alrededor de 30 muertos. El gobierno venezolano, por su parte, ha denunciado una campaña de intimidación y provocación militar por parte de Estados Unidos.
El incidente se suma a una escalada de tensiones diplomáticas que incluye sanciones económicas, operaciones marítimas conjuntas y el aumento de la presencia de inteligencia estadounidense en el Caribe.
Mientras Washington asegura que sus acciones buscan frenar el tráfico de drogas, Caracas acusa a Estados Unidos de violar su soberanía y de intentar justificar una futura intervención bajo pretextos de seguridad internacional.