Delegaciones de Estados Unidos y China se dan cita este fin de semana en Suiza en el primer encuentro de alto nivel entre ambas potencias desde el inicio de la actual guerra arancelaria, en unas reuniones rodeadas de secretismo e incertidumbre ante posibles resultados.
Ni la delegación estadounidense, encabezada por el secretario del Tesoro Scott Bessent, ni la china, liderada por el viceprimer ministro He Linfeng, han confirmado el lugar de las reuniones, que incluso podría trasladarse a última hora desde Ginebra a la vecina Lausana, ya que las calles de la primera estarán cortadas debido a la celebración de una maratón.
Tampoco se conocen las expectativas de ambas partes, ya que en Washington el propio Bessent aseguraba que el encuentro sería una mera toma de contacto, mientras que el presidente Donald Trump aumentaba las expectativas y prometía sacar "algo sustancial" del encuentro.
En China, los portavoces oficiales no han hablado de expectativas pero sí han subrayado que en las negociaciones no se cederá a "chantajes" y que Pekín espera "sinceridad" de sus interlocutores estadounidenses.
EE. UU. y China llegan a Suiza después de progresivas subidas arancelarias, primero por parte del Gobierno de Trump y que el régimen de Xi Jinping ha ido respondiendo de forma constante.