La forma en que los docentes dominicanos se están formando en tecnología se ha convertido en un factor clave dentro de la crisis educativa que enfrenta el país. Datos del estudio Educa–Unesco–PNUD (2024) indican que el 59 % del profesorado adquiere sus competencias digitales a través de tutoriales de YouTube, mientras apenas el 38.7 % ha recibido formación formal mediante diplomados del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam) o cursos universitarios.
El diagnóstico fue presentado en el Congreso Aprendo 2025, con respaldo de la Unesco, el PNUD, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Educación (Minerd). El informe advierte que República Dominicana dispone de recursos, diagnósticos y tecnología, pero carece de una dirección clara y de un uso pedagógico coherente de las herramientas digitales dentro del sistema educativo.
Aunque el 85 % de los docentes utiliza plataformas como WhatsApp o Facebook para comunicarse con estudiantes y familias, solo el 15 % las emplea con fines pedagógicos, como foros, evaluaciones o seguimiento académico. La docencia digital avanza, pero lo hace sin planificación estructurada, sin acompañamiento técnico y sin control de calidad.
Esta debilidad en la formación docente incide directamente en los bajos resultados de aprendizaje. En las pruebas PISA 2022, apenas el 8 % de los estudiantes dominicanos alcanzó el nivel mínimo en Matemáticas, el 25 % en Lectura y el 23 % en Ciencias, cifras muy por debajo de los promedios de la OCDE. El propio Minerd reconoce que el sistema sigue certificando competencias básicas, sin lograr un dominio avanzado.
A estas limitaciones se suma la brecha de conectividad. Aunque el Minerd ha conectado 4,987 centros educativos, la ONE reporta que el 78.5 % de los dominicanos no tiene conectividad significativa, ya sea por baja velocidad, falta de dispositivos o restricciones económicas. Esta realidad afecta de manera directa el uso efectivo de la tecnología por parte de los docentes, especialmente en zonas rurales.
El uso de la inteligencia artificial en las aulas continúa siendo limitado. Solo el 9.6 % de los docentes ha utilizado herramientas de IA, principalmente para buscar contenidos o elaborar exámenes, mientras una parte importante desconoce los riesgos éticos asociados, según un estudio de Edwin Santana Soriano. Organismos educativos insisten en que la tecnología no sustituye al maestro y que su incorporación debe ser ética, humana y pedagógicamente intencionada.
En paralelo, el BID advierte que la educación sigue siendo un factor decisivo en la reducción de la pobreza. Una persona que no estudia tiene un 62.4 % de probabilidad de ser pobre, mientras que quien completa una carrera universitaria reduce ese riesgo a solo 1.8 %. Sin embargo, uno de cada cuatro jóvenes entre 15 y 17 años abandona la escuela, según el Plan Decenal de Educación 2034, debilitando ese camino de movilidad social.
Aunque iniciativas como el Congreso Aprendo 2025 lograron capacitar a más de 6,200 docentes en inteligencia artificial educativa, ética digital, innovación y metodologías STEAM, los expertos coinciden en que mientras la formación del profesorado no se articule con una estrategia pedagógica clara y sostenida, la brecha entre educación, tecnología y pobreza continuará profundizándose en el país.