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Si el Presidente da la cara...

Pablo McKinney
Pablo McKinney
8 julio, 2025 - 1:17 PM
3 minutos de lectura
Luis Abinader, presidente de la República Dominicana. Fuente Externa
El bulevar de la vida
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No acaba uno de entender la razón por la que, si el presidente de la República da la cara al país, algunos de sus funcionarios dan la espalda a los ciudadanos. Más difícil es entenderlo, en una nación donde el presidente es una especie de zar coronado de votos.

Cada lunes, el mandatario se presenta en vivo, sin edición ni censura, en una SEMANAL a la que asisten influencers exitosos, opinólogos con capa, tertulianos divertidos, intelectuales del “habemos”,damas de buen decir, caderas sin fin y piernas interminables, escritores en receso, algún testaferro de la palabra, sicario del decir, e incluso asisten periodistas, con mención especial con los que cubren la fuente y con demasiada frecuencia son los salvadores de la actividad con sus periodísticas preguntas. Sobran las anécdotas.

En la SEMANAL, Luis Abinader, que además de presidente es es líder del PRM, responde todo tipo de preguntas incluidas las torpes, oligofrénicas, y hasta las de algún alabardero que nunca falta; mientras, fuera de allí, algunos de sus funcionarios guardan silencio sobre lo que el país necesita saber.

Saber necesita el gobierno que, así como “hay cosas que el dinero no puede comprar”, así, una nota de prensa no basta para responder cuestionamientos interesados o no, al fin, en esto nadie es inocente. No existe la objetividad, sino el rigor periodístico. La neutralidad es la primera mentira del periodismo. Aquí todos defendemos algo, un partido, un sueño, una ONG, una Embajada, un grupo económico, o un amor… Baní, por ejemplo.

Algo como “dar la espalda” (aunque el presidente, -debo admitirlo-, siempre ha dado la cara a nuestras banilejas querellas) ocurrió durante años con la NO explicación de las verdaderas razones de los atrasos en la construcción de la avenida de circunvalación de Baní, y está ocurriendo ahora con SENASA, que aumentando el número de beneficiarios de sus servicios, no está quebrada, tiene graves problemas financieros, sus beneficios han disminuido, hay retrasos más grandes que los habituales en el pago a suplidores, y existe un retraso de 5 meses en la publicación del informe sobre el estado de la institución, de parte de la SISALRIL.

Si no se le ofrece información, los pueblos la crean. Por eso en la sociedad digital, la transparencia y la rendición de cuentas son elementos fundamentales de todo régimen democrático. Abinader lo sabe, pero algunos de sus funcionarios parecen ignorarlo.

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