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La noche del 30 de mayo de 1961, hace exactamente 64 años, fue ajusticiado el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina, en una emboscada perpetrada en la carretera hacia San Cristóbal. Aquel hecho histórico puso fin a una de las dictaduras más prolongadas y férreas del continente.
Trujillo, quien gobernó con mano de hierro durante más de tres décadas, murió al instante tras recibir múltiples impactos de bala mientras viajaba con escasa escolta.
La operación fue llevada a cabo por un grupo de opositores al régimen, entre ellos Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Amado García Guerrero y Antonio Imbert Barrera.
El ajusticiamiento fue producto de años de represión, persecución política y violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
A pesar del temor inicial a represalias, el hecho abrió paso a un lento y accidentado proceso de transición democrática en la República Dominicana.
Hoy, a más de seis décadas de aquel evento, el país recuerda una noche que cambió el rumbo de su historia, marcando el principio del fin de una época de terror y el inicio de un largo camino hacia la libertad.