
El escenario financiero de cara a 2026 se perfila como un período de transición hacia condiciones monetarias más estables, según la firma de gestión financiera T. Rowe Price.
Según la organización internacional con más de 80 años en el mercado financiero, un entorno de tasas de interés más equilibradas, junto a un crecimiento económico moderado, abre espacio para oportunidades selectivas en distintos segmentos, aunque con una volatilidad que aún podría persistir.
Dentro de este panorama, el crédito global continúa ofreciendo alternativas atractivas, especialmente en aquellos nichos donde los diferenciales siguen compensando el nivel de riesgo asumido, afirma T. Rowe Price.
Se prevé que emisores con calificaciones más bajas, pero con fundamentos financieros sólidos, puedan representar oportunidades relevantes. No obstante, la dispersión entre compañías y sectores obliga a una selección cuidadosa y a un análisis profundo de cada caso.
De cara a 2026, las perspectivas apuntan a un año en el que la renta fija, el crédito global y el crédito privado pueden desempeñar un rol relevante en la conformación de portafolios.
La renta fija vuelve a ocupar un lugar central en la construcción de portafolios, luego de un ciclo marcado por fuertes incrementos en las tasas.
Los niveles actuales de rendimiento permiten reconstruir posiciones de forma más estratégica, aportando estabilidad y diversificación. Este contexto mejora los puntos de entrada y favorece un balance más atractivo entre riesgo y retorno para los inversionistas.
El crédito privado, de su lado, se consolida como una opción clave para quienes buscan ingresos más consistentes y menor sensibilidad a los vaivenes de los mercados públicos.
La demanda de financiamiento directo continúa en aumento y cada vez más instituciones amplían su exposición a este segmento, que también aporta beneficios de diversificación al presentar una menor correlación con los ciclos bursátiles tradicionales.
Pese a las oportunidades identificadas, la firma de gestión financiera prevé que el entorno global mantiene focos de incertidumbre asociados a:
Para minimizar los efectos de estas situaciones desfavorables, recomienda estrategias flexibles, respaldadas por análisis fundamental y una gestión activa que permita distinguir entre emisores resilientes y aquellos más expuestos a riesgos.
La disciplina en la toma de decisiones sigue siendo esencial para capturar valor sin asumir exposiciones innecesarias.