
El analista de fútbol Rolando Bauger afirmó este viernes en El Sol de la Mañana que ningún país anfitrión de una Copa del Mundo ha obtenido beneficios económicos reales, una realidad que, según explicó, está ampliamente documentada y contradice el discurso tradicional promovido por la FIFA y los gobiernos sedes.
“Ningún país sede de una Copa del Mundo ha recibido beneficios económicos. Todo lo que se dice acerca de las ganancias es falso de toda falsedad. Se inflan los números y luego, con el tiempo, sale la verdad a flote”, sostuvo Bauger.
El comentarista citó como ejemplos los mundiales de Rusia 2018 y Catar 2022, a los que calificó como “fiascos económicos”, aunque aclaró que en el caso catarí el impacto fue amortiguado por el enorme poder financiero del país. “Catar pudo absorber las pérdidas porque su capacidad económica es extraordinaria”, puntualizó.
Bauger explicó que los costos estructurales recaen casi por completo sobre los Estados anfitriones: reconstrucción de aeropuertos, carreteras, estadios y exenciones fiscales totales para la FIFA y sus patrocinadores. Indicó que este escenario comienza a generar cuestionamientos en México, uno de los países sede del Mundial 2026, donde ya se debate quién asumirá las millonarias inversiones exigidas por el evento.
A 174 días del inicio del Mundial 2026, previsto para el 11 de junio con el partido inaugural entre México y Sudáfrica en el Estadio Azteca, Bauger advirtió que el atractivo del torneo no debe confundirse con rentabilidad económica directa. “Si alguien espera beneficios financieros por ser sede de un Mundial, no lo recomendaría”, afirmó.
No obstante, reconoció que el verdadero retorno está en el poder blando: posicionamiento internacional, fortalecimiento de la marca país y proyección turística. “Si el objetivo es consolidar imagen, atraer turismo y visibilidad global, entonces sí vale la pena”, sostuvo.
Durante su análisis, Bauger también abordó la creciente expansión del fútbol a nivel global, destacando la participación de siete países del mundo árabe en el próximo Mundial, así como el aumento sostenido de los ingresos de la FIFA por derechos de televisión, impulsado por la ampliación a 48 selecciones.
Finalmente, subrayó que el fútbol, más allá de lo económico, se ha convertido en una poderosa herramienta de influencia global, aunque advirtió que los países deben evaluar con realismo los costos reales de albergar la máxima cita del balompié mundial.