El proceso para convencer al prometedor lanzador japonés Roki Sasaki fue una de esas raras situaciones en las que los 30 equipos de Grandes Ligas tenían las mismas posibilidades para adquirir a una futura estrella. Una oportunidad única para que los equipos con presupuestos más modestos compitieran en igualdad de condiciones.
Pero, al final, como muchos ya lo esperaban, Sasaki firmará con los Dodgers de Los Ángeles.
El joven derecho de 23 años, conocido por su recta que supera las 100 mph, decidió unirse al equipo que actualmente ostenta el título de campeón de la Serie Mundial. Aunque los Padres de San Diego y los Azulejos de Toronto figuraban entre los finalistas, la decisión de Sasaki parecía escrita: jugará junto a Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto en Los Ángeles.
Curiosamente, los Dodgers no tuvieron que hacer un esfuerzo económico descomunal para asegurarlo. Por las reglas de la MLB, Sasaki, que aún no cumple 25 años y no tiene seis temporadas de experiencia en Japón, es considerado un jugador amateur internacional. Esto significa que su contrato estará limitado a un bono de firma de ligas menores.
El equipo angelino tenía un poco más de 5 millones de dólares en su fondo de bonos internacionales para 2025 al momento de la decisión de Sasaki, aunque se especula que podrían liberar más dinero mediante ajustes financieros. Sin embargo, el dinero no fue un factor decisivo, ya que todos los equipos interesados tenían fondos similares, o incluso mayores, para ofrecer.
Sasaki, simplemente, quería jugar para los Dodgers.
"En mi conferencia de prensa para unirme al club, espero usar el uniforme de los Dodgers, sintiendo gratitud hacia todos los que me han apoyado", expresó Sasaki en japonés a través de Instagram.
Y, siendo honestos, ¿quién podría culparlo?
Los Dodgers tienen un futuro brillante, con figuras como Mookie Betts, Freddie Freeman, el dominicano Teoscar Hernández y la superestrella japonesa Ohtani en su alineación. Sasaki se integrará a una rotación de lanzadores estelares que incluye a Ohtani, Yamamoto, el dos veces ganador del Cy Young Blake Snell, Tyler Glasnow y Tony Gonsolin.
Además de las estrellas japonesas, hay muchas razones para que Los Ángeles sea considerado el destino soñado del béisbol. Con casi 50,000 aficionados por juego, los Dodgers lideraron la liga en asistencia la temporada pasada. Incluso como visitantes, son un espectáculo que atrae multitudes y generan aplausos en estadios rivales.
Bajo la dirección del experimentado mánager Dave Roberts, los Dodgers no solo son un equipo ganador, sino también uno fácil de admirar. Freeman, con su carisma, es uno de los favoritos de los fanáticos, mientras que Betts deslumbra con su estilo y habilidades en el campo.
Mientras tanto, equipos como los Diamondbacks, Gigantes y Mets han realizado grandes movimientos para mantenerse competitivos. Arizona, por ejemplo, firmó al as Corbin Burnes por 210 millones de dólares, y San Francisco contrató a Willy Adames y Justin Verlander. Los Mets, por su parte, desembolsaron la astronómica cifra de 765 millones para firmar a Juan Soto.
Sin embargo, cada gran movimiento de sus rivales parece ser opacado por los Dodgers, cuya capacidad para reforzarse constantemente es desalentadora para el resto. La llegada de Sasaki, aunque todavía sin experiencia en Grandes Ligas, es otro recordatorio de cómo los Dodgers siempre logran fortalecer su posición, incluso cuando el dinero no debería ser el factor principal.
Con la misión de convertirse en el primer equipo en ganar títulos consecutivos desde los Yankees de finales de los 90, los Dodgers ya tienen la mira puesta en la próxima temporada. Su primer entrenamiento de primavera será el 11 de febrero, y en marzo viajarán a Japón para la Serie de Tokio contra los Cachorros de Chicago.
En el corazón del mundo del béisbol, los Dodgers serán el foco de atención. Habrá que acostumbrarse.