
El nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, asumió el cargo este sábado con un mensaje claro: poner fin al aislamiento político y económico del país tras veinte años de gobiernos socialistas.
En su discurso de investidura en La Paz, el mandatario aseguró que “nunca más una Bolivia aislada, sometida a ideologías fracasadas, ni mucho menos una Bolivia de espaldas al mundo”.
Con 58 años, Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, marca un giro político histórico al romper con el dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), encabezado por Evo Morales y Luis Arce desde 2006.
Ante más de 70 delegaciones internacionales, entre ellas representantes de Estados Unidos, Chile, Argentina y Uruguay, Paz reiteró su intención de restablecer relaciones diplomáticas con Washington, suspendidas desde 2008.
El economista y exsenador hereda un país con inflación de 19 % y escasez de combustibles, consecuencia de políticas de subsidios implementadas durante el mandato anterior. En medio de un torrencial aguacero que el presidente interpretó como “una limpia de la Pachamama”, miles de seguidores celebraron su llegada al poder.
“Esperamos un cambio total. Estoy muy feliz”, dijo Yeni Murgía, comerciante de 55 años, reflejando el sentimiento de esperanza entre la población.
Al frente del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Paz anunció una agenda económica basada en la reducción de subsidios, la apertura comercial y un modelo de "capitalismo para todos".
“El país tiene que volver a producir. Vamos a atraer inversiones, reducir aranceles y modernizar la economía”, afirmó el mandatario.
Además, prometió impulsar un “gobierno de innovación y respeto ambiental”, defendiendo los recursos naturales y promoviendo energías limpias.
“Vamos a construir un nuevo concepto: el gobierno verde de Bolivia”, concluyó Paz.