
El rey Carlos III ha decidido poner fin al uso del tradicional tren real británico, una medida histórica que marca el cierre de una era iniciada en la época victoriana. La decisión forma parte del plan de reducción de costos y modernización de la monarquía impulsado por el monarca.
El anuncio fue realizado este lunes por el tesorero de la casa real, James Chalmers, a través del informe financiero anual de la familia real. Como alternativa, se aprobó el uso de dos helicópteros para el transporte de los miembros de la familia real, lo que permitirá eliminar el costoso mantenimiento del tren de nueve vagones.
El proceso de retiro del tren real comenzará el próximo año. Según el tesorero, la medida responde a una necesidad de disciplina fiscal y de adaptación a las nuevas realidades logísticas de la corona.
La subvención soberana, que financia los gastos oficiales de la familia real y el mantenimiento de las propiedades reales, se mantuvo en 86.3 millones de libras (aproximadamente 118.5 millones de dólares) durante el ejercicio fiscal cerrado en marzo de 2025. Para el próximo año, se prevé un aumento a 132 millones de libras (unos 181 millones de dólares).
Chalmers describió el fin del tren como una "emotiva despedida" a un símbolo de tradición nacional. El tren contaba incluso con un vagón personalizado para el rey, diseñado en la década de 1980, y ha sido considerado durante décadas una pieza emblemática del protocolo real.
“El tren real ha sido parte de la vida nacional y ha sido querido y cuidado por todos los implicados. Pero así como muchos aspectos de la casa real se han modernizado, también ha llegado el momento de adaptarse en la gestión de recursos”, señaló.
El informe financiero se presenta al cierre de un año particularmente significativo para el rey Carlos III, quien retomó sus compromisos públicos tras ser diagnosticado con cáncer, reforzando así su compromiso con una monarquía más austera y eficiente.