
El Aeropuerto Internacional Newark Liberty ha estado sumido en una serie de retrasos y situaciones preocupantes desde la semana pasada, lo que ha provocado decenas de cancelaciones de vuelos, situación definida como una crisis por el senador opositor Chuck Schumer.
Conforme pasa el tiempo y en medio de denuncias de controladores de tráfico aéreo y líderes políticos, la condición alarmante en la que opera la red de monitoreo de vuelos del aeropuerto se ha agravado.
El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, exigió una investigación sobre lo que denominó como un “caos” provocado por la escasez de controladores de tráfico aéreo.
Schumer, demócrata de Nueva York, afirmó que desea que el inspector general investigue los retrasos y cancelaciones para evitar que empeoren o se propaguen; mientras que el gobernador demócrata de Nueva Jersey, Phil Murphy, calificó los retrasos de "total y absolutamente inaceptables" en una publicación en X.
Pero los problemas en Newark son más profundos de los que parecen, de acuerdo con un reporte del diario The Wall Street Journal sobre la situación en el aeropuerto.
"Nuestra plantilla está en una situación desesperada; es terrible; no es segura ni eficiente en absoluto", declaró en una entrevista con el Journal un controlador que gestiona el tráfico aéreo de Newark.
"Es una crisis y el público la desconoce… Está sucediendo aquí en Newark y nadie quiere prestar atención hasta que se pierdan vidas", agregó.
Sumando al caos en el aeropuerto, United Airlines recortó 35 vuelos diarios de su programación en Newark a partir del sábado, criticando el supuesto fracaso de la Administración Federal de Aviación (FAA en inglés) en abordar problemas “de larga data” relacionados con el sistema de control del tráfico aéreo.
Hasta el lunes, la FAA atribuyó los retrasos de casi cuatro horas en los vuelos que llegaban a una combinación de falta de personal y espesa nubosidad.
Una de las situaciones que ha causado más estrés y preocupación en días recientes en Newark fue la pérdida de comunicación el 28 de abril entre los controladores, que operan desde un centro de monitoreo en Filadelfia, con todos los aviones que salían y llegaban al aeropuerto.
La pérdida de comunicación entre los controladores y los pilotos se extendió por unos 90 segundos, sumiendo al tráfico aéreo en una peligrosa incertidumbre, según reportes.
En un comunicado luego del incidente, Galen Munroe, vocero del sindicato Asociación Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo, dijo que los controladores "perdieron temporalmente el radar y la comunicación con las aeronaves bajo su control" y no fueron capaces de "verlas, oírlas ni hablar con ellas".
Un controlador de tráfico aéreo dijo al Journal que ese hecho fue el más estresante de su carrera. Varios trabajadores han optado por solicitar permisos para ausentarse a raíz del estrés y trauma que sobrellevan en el trabajo.
El director ejecutivo de United, Scott Kirby, dijo en una carta a los clientes durante el fin de semana que la tecnología utilizada para gestionar los aviones en el aeropuerto de Nueva Jersey falló más de una vez en los últimos días.
Los retrasos, cancelaciones y desvíos de vuelos provocados por los problemas con los equipos se agravaron cuando más de una quinta parte de los controladores de tráfico de Newark "abandonaron sus trabajos", dijo.
De acuerdo con datos de la FAA, el sistema de control de tráfico aéreo en Estados Unidos gestiona unos 45,000 vuelos comerciales, privados y militares a diario. Pero los sistemas de control de tráfico aéreo en muchos casos operan con equipos antiguos que en algunos casos datan de 1950, de acuerdo con un alto funcionario de la agencia federal que habló con el Journal.
De acuerdo con el reporte, muchas de las instalaciones operan con líneas de cobre que están en riesgo de fallas por su antigüedad. El funcionario que habló con el diario dijo que cada semana ocurren 700 cortes de comunicación a consecuencia del equipo viejo.