
La reciente aprobación de una reforma constitucional en El Salvador permitirá la reelección presidencial indefinida, una medida que ha provocado amplias reacciones tanto a nivel nacional como internacional.
La modificación, respaldada por la Asamblea Legislativa controlada por el partido oficialista Nuevas Ideas (NI), habilita al presidente Nayib Bukele para aspirar a un tercer mandato, algo que hasta hace pocos años era incompatible con lo establecido en la Constitución.
Una de las críticas más contundentes provino de Cristosal, organización humanitaria que, desde su exilio en Guatemala, señaló que la reelección indefinida representa *“el tiro de gracia a la democracia salvadoreña”.
En un comunicado, la ONG denunció que estas reformas fueron impuestas “sin previo aviso, sin debate y de espaldas al pueblo”, subrayando que lejos de devolver el poder al pueblo, “se lo entrega sin límites a la familia del gobernante”. Además, advirtieron que, sin contrapesos institucionales, el régimen se encamina hacia una perpetuidad autoritaria.
Modificaciones de la reforma
La reforma —aprobada con 57 votos oficialistas y de sus aliados— modificó los artículos 75, 80, 133, 152 y 154 de la Carta Magna.
Entre los cambios clave figuran la ampliación del mandato presidencial de cinco a seis años, la eliminación de la segunda vuelta electoral y el ajuste del calendario para que el próximo período concluya en 2027 en lugar de 2029, sincronizándose con los comicios legislativos y municipales.