En los últimos dos meses he hecho un periplo de visitas y charlas a diversos centros educativos en diversas partes del país.
Y como se ha de suponer, es para lo mismo. Solicitarme que hable a los padres y a los estudiantes de la situación de la educación pública dominicana y las soluciones posibles que iluminen el camino.
Y propongo siempre que hay que comenzar por lo uno uno: el horario de llegada.
El Politécnico Prof. Manuel Salomé Taveras, de El Factor, ha querido enfrascarse en esta urgente tarea. Pareciera algo fácil, pero les digo que no lo es. Porque implica muchas realidades concretas.
Por un lado está, que hay que comenzar ganándose las cortadas de ojo de todos aquellos estudiantes que llegan tarde. Seguidamente está el disgusto, las críticas y las amenazas de los padres de los irresponsables hijos. No faltan algunos profesores, que aunque no lo expresen, se les ve las caras desencajadas.
No falta la presión de los distritos y regionales que van dejando caer comentarios opuestos a tales acciones. [Aunque en el caso de este Distrito 14-06 de El Factor, al menos en la persona de su Director, el Maestro Daniel Roque, se ha insistido que dichas acciones son atribuciones de los directores de centros. Y que él, en eso, da el visto bueno para que procedan].
No es solo las malas voluntades que hay que ganarse, sino que las afecciones que causa el chorro de estudiantes llegando a cualquier hora son incontables.
Desde que un estudiante pisa el aula, ya interrumpe el proceso de la clase que muy probablemente ya estuviera arrancando. Es paralizar la clase para poner a tono al distraído [a propósito] joven que ha llegado. Y llega como si nada. Ni piden excusas, siempre se justifican, luego piden tiempo, porque dice este estudiante, que no se ha desayunado.
Para colmo, se quiere hacer el gracioso saltando con alguna socarronería al uso para hacer saber que Él es Él. Pero ese mismo muchacho que llega tarde, es probable que en pocos minutos ya esté pidiendo permiso para ir al baño. Y cuando no, tomándose el permiso. Estas son cosas que yo mismo voy viviendo con frecuencia en diversos centros que visito por necesidades propias de mis funciones.
En pocas palabras, controlar, con recta exigencia y firmeza, el horario de entrada, más el control de los cambios de horarios es vital para poder ganar un cierto clima adecuado para favorecer el proceso enseñanza-aprendizaje.
Pero una acción como la que ha comenzado el Politécnico Prof. Manuel Salomé Taveras ha implicado otras acciones previas. Conversación e intercambio de información con el Distrito.
Misma acción con la ADP, reunión y convencimiento a la APMAE, reunión con el equipo de gestión e información al cuerpo docente del centro, indicaciones precisas al equipo de apoyo [policía escolar y ayudantes de policía escolar en la puerta], socialización con los federados de las APMAE, reunión e información a los padres de los estudiantes. Y se me pueden quedar entes.
En fin, para comenzar una acción de poner fin a la irresponsabilidad en la llegada y puntualidad de un centro educativo es, sin dudas, una ardua tarea. Cuando eso debiera darse por descontado.
Pues, bien, hay que decirlo claramente. La presión de la llegada temprano y a tiempo a cualquier centro educativo sí funciona.
Aquí el ejemplo: El Politécnico Manuel Salomé Taveras, de El Factor, desde el lunes 17 ha implementado mano firme con el tema horario. El lunes 17, más de 160 estudiantes se quedaron fuera por llegar después de las 7:50 am. Una captura de foto de un video que grabé lo decía todo. El grupete de estudiantes fuera quejándose y la Sra. Directora apadrinada por el federado de las APMAE’S, la presidenta de la APMAE del centro, el equipo de gestión del centro y algunos policías escolares.
Pues, la cosa va pintando bien. Porque el martes 18 solo fueron 46 los que llegaron tarde, el miércoles 19, bajaron a 16 y el jueves 20 solo eran 12 estudiantes llegados tarde.
De modo, mis amigos, que sí funciona. Yo invito a todos los directores de centros educativos a que se pongan firmes y les aseguro que esto cambiará. Que se aplique por igual a todos los niveles. Porque los padres de inicial y primario van quejándose porque dicen que sus niños son muy pequeños, etc. La típica excusa del dominicano irresponsable.