
Los doctores de Cátedra Médica abordaron este viernes el fenómeno del bullying infantil y explicaron que, en muchos casos, el niño que agrede también es víctima de distintas formas de maltrato o vive situaciones emocionales complejas que influyen en su conducta. Señalaron que las experiencias en el hogar, en la escuela o en la sociedad moldean el comportamiento y la manera en que los menores se relacionan con su entorno.
Los especialistas destacaron que la agresividad puede ser una forma de defensa cuando el niño no logra protegerse en otros espacios. En ocasiones, el acoso físico o emocional refleja la necesidad de transferir a otros el dolor propio. “No te abuso porque a mí me abusan, sino porque es lo que yo conozco”, explicaron.
El análisis resaltó que la conducta de un niño suele ser el reflejo de lo que consume y experimenta a su alrededor, lo que convierte el bullying en una manifestación de un contexto más amplio que requiere atención y acompañamiento.

Aunque en muchos casos el acoso se relaciona con antecedentes de maltrato, los doctores aclararon que también existen situaciones en las que no hay agresión en el hogar, pero el niño igualmente incurre en bullying. En esos casos, identificaron la falta de límites y de autoridad como un factor determinante.