
El presidente de la Federación Nacional de Arroceros (Fenarroz), Marcelo Reyes, denunció en El Rumbo de la Mañana que el sector vive un “colapso total” provocado por un incremento sin precedentes en las importaciones, distorsiones del mercado y un fuerte aumento en los costos de producción, especialmente de los fertilizantes.
Reyes recordó que en junio de 2024 se firmó “una carta de intención o un acuerdo de entendimiento entre el sector industrial y el Gobierno, representado por el señor Jiménez Cruz”, en el cual se autorizaron inicialmente 50 mil toneladas de arroz ya aprobadas por la Comisión Nacional Arrocera, además de una apertura adicional de 100 mil toneladas.
Según explicó, entre 2024 y 2025 ingresaron al país unas 250 mil toneladas de arroz dentro de ese esquema, cuando el compromiso original era de 150 mil toneladas. “Si lo calcula como años calendario, sí entra esa cantidad de arroz al país”, afirmó.
El dirigente gremial señaló en el programa de Rumba 98.5 FM que estas cifras representan “un incremento sin precedente”, pues República Dominicana nunca había importado un volumen tan alto.
“Lo máximo que se ha llegado aquí a traer en el país es un millón y tanto de quintales. Ahora fueron casi tres millones”, precisó Marcelo Reyes, indicando que esto equivale a “un 33 o un 34% de la producción nacional”.
Reyes atribuyó parte del problema al nerviosismo que se generó desde algunas factorías de marcas premium, que operan fuera del control de la Comisión Nacional Arrocera.
“Iniciaron una campaña de aumento de precios”, lo que llevó al Gobierno a reaccionar autorizando importaciones masivas. Sin embargo, aclaró que el precio del arroz selecto A, “no se le ha cambiado de factoría” y que los productores se sostenían con los niveles existentes.
El líder de Fenarroz explicó que el acuerdo establecía que el arroz importado sería destinado en un 80 % a la industria y 20 % al comercio, pero aseguró que esa relación no se cumplió.
Esta desviación, según dijo, afectó los precios internos, ya que el exceso de oferta redujo el interés de la industria por comprar arroz verde local. “Al no mostrar interés se crea una distorsión de mercado”, precisó.
Reyes señaló que las llamadas taras, descuentos aplicados por calidad y pureza, fueron utilizadas de manera unilateral. “Cuando normalmente una tara anda en un 35 %, en este momento llegaron a haber taras de aproximadamente 90, 100, 200 y por ahí”, denunció.
La situación se agravó por condiciones climáticas adversas y un incremento de entre 50 % y 60 % en los fertilizantes. “Una funda de abono que andaba en 1,600 o 1,500 pesos por tarea se ha metido a 2,200 pesos”, indicó. Recordó que los fertilizantes “han aumentado dos veces este año”, profundizando la crisis.
Reyes afirmó que él mismo ha sufrido pérdidas significativas. “En el primer campo que corté en septiembre perdí 400,000 de 200 tareas, y en el segundo campo que estoy cortando ahora en noviembre se perdieron 800,000 del capital de trabajo”, lamentó, precisando que el problema se reproduce “a nivel nacional” desde junio de este año.
También criticó la lentitud del programa de pignoración de arroz, que históricamente ha contribuido a la estabilidad del mercado.
“Ahora lo incluyeron en el programa de cuentas únicas del Estado y eso le agrega un proceso y le da retraso”, explicó. Antes, dijo, “se manejaba directamente como una unidad independiente”, lo cual permitía pagos más ágiles.
Finalmente, Reyes hizo un llamado contundente al Gobierno: “Nosotros los arroceros y los cibaeños lo único que pedimos es que nos dejen trabajar y que nos dejen producir, que es lo que sabemos. Que no nos generen situaciones de importaciones vacías”.
Añadió que no buscan dádivas, excepto en circunstancias extraordinarias: “Somos gente de trabajo que no necesitamos que el Estado esté dando tantas dádivas, a menos que haya situaciones”.