
El Grupo Prada cerró la compra de Versace por 1,375 millones de dólares en efectivo, una operación que unifica a dos de las casas de moda más influyentes de Milán y marca un cambio significativo en la industria global del lujo.
La adquisición coloca a Versace —reconocida por sus siluetas sexys y su estética marcada por el legado de Gianni y Donatella— bajo el mismo conglomerado que Prada, conocida por su estilo “ugly chic”, y Miu Miu, marca de atractivo juvenil.
El acuerdo llega tras años de desempeño irregular de Versace como parte del grupo estadounidense Capri Holdings, que no logró impulsar el crecimiento de la firma después de la pandemia. La compra por parte de Prada, uno de los grupos de moda más sólidos de Italia, busca reencauzar el futuro de la marca, cuyas cifras recientes no habían alcanzado las expectativas del sector.
Según informó la agencia AP, la transacción se realizó completamente en efectivo y representa uno de los movimientos corporativos más relevantes del año en la industria de lujo europeo. La operación se enmarca en un escenario global donde las grandes casas buscan expandir su portafolio para sostener su competitividad frente a conglomerados como LVMH y Kering.
El control de Versace por Prada podría redefinir la estrategia creativa y operativa de la firma adquirida, aunque no se han ofrecido detalles específicos sobre cambios en su dirección artística o estructura interna. De momento, se prevé un proceso de integración paulatino.
Analistas del sector consideran que la unión de estas dos marcas históricas refuerza la posición de Italia como núcleo del lujo global, especialmente en un contexto donde las fusiones y adquisiciones se han convertido en herramientas clave para sortear la desaceleración económica del mercado pospandemia.
La compra marca el inicio de una nueva etapa para Versace, cuya evolución será observada de cerca por la industria internacional.