
En un mundo marcado por agendas apretadas y falta de tiempo, mantener un estilo de vida activo parece un desafío. Sin embargo, especialistas de la Mayo Clinic ofrecen una visión alentadora: no es necesario pasar horas en el gimnasio para cuidar la salud.
Rutinas cortas —de apenas 10 a 15 minutos— pueden generar mejoras significativas en el bienestar físico y mental. Más aún, los expertos subrayan que moverse varias veces al día es incluso más beneficioso que concentrar toda la actividad en una sola sesión intensa.

Esta perspectiva resulta especialmente útil para quienes llevan una vida sedentaria o disponen de poco tiempo libre, ya que demuestra que cualquier oportunidad de movimiento contribuye al equilibrio del organismo y a prevenir enfermedades derivadas de la inactividad.
Según Mayo Clinic, pasar largos períodos sentado impacta negativamente en el cuerpo: los vasos sanguíneos pueden endurecerse, se acumulan líquidos en las piernas y disminuye la eficiencia del metabolismo. En cambio, mover el cuerpo con regularidad:
Los especialistas advierten que la inactividad prolongada puede anular los beneficios de una sola hora de entrenamiento. Por eso recomiendan incorporar pausas activas durante la jornada laboral o de estudio. Dividir el movimiento en varios momentos del día es más efectivo para compensar los efectos nocivos de permanecer sentado por horas.
Mantener una rutina frecuente de actividad física es fundamental a cualquier edad y cobra mayor importancia con el paso del tiempo. El ejercicio regular ayuda a:

Los expertos de Mayo Clinic enfatizan que no importa si el entrenamiento se realiza en casa o en un gimnasio. Para optimizar el tiempo, recomiendan enfocarse en grandes grupos musculares y elegir ejercicios con varias articulaciones. El equipamiento puede ser mínimo: pesas, bandas de resistencia o simplemente el propio peso corporal.
Un entrenamiento eficiente de 10 o 15 minutos puede incluir movimientos como:

Se recomienda realizar entre 5 y 10 repeticiones por ejercicio y repetir el circuito tantas veces como sea posible. Otras variantes útiles incluyen press de hombros, extensión de tríceps, encogimiento de hombros, vuelo inverso, puente de glúteos, subir escalones, sentadillas sumo, zancadas, carga del granjero y el ejercicio “perros de caza”.
Este enfoque permite trabajar fuerza, equilibrio y coordinación en un período breve.
Los especialistas sugieren complementar el entrenamiento de fuerza con actividades que eleven la frecuencia cardíaca, como:
Alternar intensidades también aporta beneficios: días de baja exigencia que permitan conversar y otros con sesiones breves pero más intensas. Para quienes no pueden dedicar 10 minutos seguidos, bastan pausas activas de 30 segundos: levantarse y sentarse repetidamente, marchar en el lugar, elevar los brazos o hacer unas pocas sentadillas.

Mayo Clinic recuerda que la clave es moverse y disfrutarlo, preferiblemente acompañado de amigos o familiares.
Cualquier cantidad de actividad física suma. Incorporar pequeños momentos de movimiento a la rutina diaria puede marcar una diferencia significativa en la salud y el bienestar general.
Fuente: Infobae.