El presidente colombiano Gustavo Petro se reunió este viernes en Ciudad de Panamá con su homólogo panameño, José Raúl Mulino, para coordinar acciones frente al aumento de deportaciones ordenadas por Donald Trump. Aunque llegaron a varios acuerdos migratorios, el tema más complejo, la reubicación de migrantes venezolanos, sigue sin resolverse. “Todavía no se ha cerrado ese acuerdo”, afirmó la canciller colombiana, Laura Sarabia, en declaraciones a El País. “Exploraremos todas las alternativas que garanticen los derechos fundamentales de todos los migrantes”, agregó.
La relación entre Colombia y Panamá se ha visto afectada por la política migratoria. Mulino, quien no reconoce al gobierno de Nicolás Maduro, había advertido sobre la posibilidad de trasladar a los venezolanos deportados desde EE.UU. hacia territorio colombiano. Panamá enfrenta una crisis migratoria al recibir expulsados de diversas nacionalidades, muchos de los cuales han quedado varados en el país. Un caso reciente llamó la atención cuando más de 300 migrantes fueron confinados en un hotel de lujo en la capital y se hicieron visibles al pedir ayuda desde los ventanales.
Trump ha mantenido una postura dura hacia Panamá, incluso insinuando un posible control del Canal de Panamá, algo que Mulino ha rechazado tajantemente. Sin embargo, el presidente panameño ha tomado medidas como el cierre del Tapón del Darién, el peligroso cruce selvático que ha sido paso de más de un millón de migrantes en los últimos seis años.
Petro ha sido uno de los principales críticos de Trump en América Latina, especialmente por las condiciones en las que los deportados son retornados. En respuesta a sus quejas, el mandatario estadounidense amenazó con una guerra comercial contra Colombia, que no llegó a concretarse gracias a la diplomacia.
Antes de su encuentro con Mulino, Petro recibió en Bogotá a Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU. y una de las figuras más radicales en temas migratorios dentro de la administración Trump. En su visita, Noem volvió a relacionar la migración con la delincuencia: “Vamos a ayudar al pueblo colombiano a detectar e impedir que delincuentes y terroristas intenten cruzar sus fronteras”, declaró.
En la reunión, Noem y la canciller Sarabia firmaron una carta de intenciones para mejorar el intercambio de información migratoria, incluyendo datos biométricos, un sistema que, según Noem, ya ha permitido “más de 1.700 deportaciones y 1.000 arrestos”.
Como parte de su visita a Panamá, Petro viajará a Bocas del Toro, en la frontera con Costa Rica, para rendir homenaje a los colombianos que participaron en la Guerra de los Mil Días. Se cree que en la zona hay fosas comunes con combatientes liberales que lucharon contra el gobierno conservador en un conflicto que culminó en 1902 y que llevó a la separación de Panamá de Colombia.