
El periodista y panelista de El Sol de la Mañana, Pedro Jiménez, denunció este lunes el avanzado deterioro y el “monumento al descuido” en que se ha convertido la avenida Monumental, en las proximidades de la avenida República de Colombia, situación que asegura afecta diariamente a miles de ciudadanos.
Jiménez relató que durante una visita al cementerio Cristo Redentor el pasado lunes festivo pudo constatar el preocupante estado de la vía, llena de hoyos, cráteres e inundada de basura y desorden, tramo que, pese a tener menos de un kilómetro, puede tardar hasta 25 minutos en ser recorrido cualquier día de la semana.
“Lo que está pasando en la avenida Monumental es un monumento al caos, al desorden y al abandono”, afirmó.

El comunicador atribuyó la situación a la falta de intervención del Ministerio de Obras Públicas, la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) y la Alcaldía del Distrito Nacional, señalando que muchos de los hoyos se originaron por fugas de agua que nunca fueron corregidas. Indicó, además, que el desorden en las aceras y el crecimiento de negocios informales han reducido el espacio de circulación, agravando aún más la problemática.
Jiménez recordó que la avenida está rodeada de sectores densamente poblados, como Los Girasoles, Los Ángeles y el residencial Carmen Renata III, zonas cuyos residentes dependen diariamente de esa vía. “Miles de seres humanos que pagan impuestos y deciden elecciones tienen que lidiar con este infierno todos los días”, expresó.

El panelista advirtió que la falta de mantenimiento y supervisión estatal podría desencadenar tragedias mayores, como —dijo— ha ocurrido en otras infraestructuras del país, citando el reciente apagón del Metro, el colapso del muro en el desnivel de la 27 de Febrero y otros eventos que, según afirmó, “la República Dominicana ha evitado por pura misericordia divina”.
Jiménez llamó a las autoridades a asumir su responsabilidad de manera urgente y evitar que continúe el deterioro. Señaló que los ciudadanos están cansados de convivir con el riesgo, la improvisación y la falta de mantenimiento. “Dios ha librado a este país de tragedias monumentales por el descuido de las autoridades. Pero esa suerte no es eterna”, concluyó.