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Pastor Víctor Medina: "La fe y la prosperidad se contraponen en estos tiempos"

La prosperidad entendida como bienestar integral (paz, dignidad, trabajo honesto, comunidad) puede convivir con una fe madura. El problema surge cuando se predica un “evangelio de la prosperidad” que promete riqueza automática a cambio de dinero, pertenencias o lealtades ciegas. Eso —dijo— es engañoso y ajeno al mensaje bíblico: la fe no se compra, ni se negocia.

Lisbeth Báez
Lisbeth Báez
11 septiembre, 2025 - 4:53 PM
5 minutos de lectura
Pastor Víctor Medina.
La fe
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En cabina, el pastor Víctor Medina aclaró que fe y prosperidad no deberían contraponerse, pero lo hacen en estos tiempos, esto en una conversación durante el programa "Solo para Mujeres", transmitido por Zol 106.5.

La prosperidad entendida como bienestar integral (paz, dignidad, trabajo honesto, comunidad) puede convivir con una fe madura. El problema surge cuando se predica un “evangelio de la prosperidad” que promete riqueza automática a cambio de dinero, pertenencias o lealtades ciegas. Eso —dijo— es engañoso y ajeno al mensaje bíblico: la fe no se compra, ni se negocia.

Medina también apuntó a la opulencia sin transparencia: templos fastuosos, estilos de vida ostentosos y “tratos VIP” que no rinden cuentas. Si el liderazgo vive muy por encima de la comunidad, hay ruido. La vara no es la pobreza forzada, sino la coherencia: que el manejo de recursos sea claro, auditable y comunitario.

Otra alerta: sustituir la formación por consignas. “Es más fácil seguir que auditar”, dijo. La invitación es a leer, verificar y preguntar; no convertir a predicadores en ídolos ni subcontratar el criterio espiritual. La fe se robustece con estudio, comunidad y servicio, no con atajos mágicos.

Qué sí implica una fe próspera (y qué no)

  • implica trabajo responsable, ética, solidaridad, administración sabia, esperanza en la adversidad, y una comunidad que se cuida y rinde cuentas. Esa prosperidad puede incluir mejora material, pero como fruto de vivir valores, no como “premio pagado”, aclaró.
  • Sin embargo la fe no implica trueques espirituales (“da X y Dios te dará Y”), promesas de riqueza garantizada, decisiones financieras dictadas por autoridad religiosa sin competencia técnica, ni “sello de bendición” condicionado a aportes, explicó.

El pastor sostuvo que la prosperidad auténtica no es enemiga de la fe, lo que la distorsiona es venderla como garantía de riqueza o como moneda de cambio. Fe, sí, mercantilización, no.

La tarea del creyente y de sus líderes es doble: coherencia y transparencia. Y la de la gente, innegociable: pensar, auditar y preguntar. Así, la prosperidad deja de ser un eslogan y se vuelve vida buena compartida.

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Solo para Mujeres, transmitido por Zol 106.5
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