
Ocho naciones de la cuenca amazónica concluyeron este viernes la V Cumbre de Presidentes de Países Amazónicos con la firma de la Declaración de Bogotá, un documento que recoge compromisos conjuntos para salvaguardar el considerado “pulmón del planeta”.
En la sesión, que duró poco más de una hora, participaron los presidentes Gustavo Petro (Colombia), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Luis Arce (Bolivia) y la vicepresidenta de Ecuador, María José Pinto, junto a delegaciones de los ocho países amazónicos.
Los acuerdos abarcan la crisis climática, la lucha contra la deforestación, el combate al crimen organizado y el fortalecimiento del rol de los pueblos indígenas en la preservación de la selva.
Petro, como anfitrión, resaltó que la cita tuvo “una importancia estratégica” para mostrar que la emergencia climática debe situarse en el centro de la política internacional.
Reiteró además la necesidad de llegar con una postura unificada a la COP30 de Belém do Pará (Brasil) en noviembre, donde, dijo, el mundo deberá “definir si prefiere la hambruna y la guerra o salvar la vida y la cultura humana en el planeta”.
El presidente Lula da Silva destacó que la cumbre renovó la cooperación regional bajo un enfoque de desarrollo sostenible, con énfasis en la gestión forestal, del agua y en la atención en salud.
Anunció además la creación de un centro de cooperación policial internacional de la Amazonía, que abrirá el próximo 9 de septiembre, con el fin de reforzar la lucha contra el crimen organizado y las redes ilícitas que amenazan el ecosistema.
El mandatario brasileño señaló que este mecanismo busca coordinar la acción de las fuerzas de seguridad con una “flota común” apoyada por los ministerios de Defensa y las agencias de inteligencia de América Latina y el Caribe.
“La Amazonía vale más en pie que talada”, afirmó Lula, subrayando que los países amazónicos tienen la responsabilidad de proteger tanto la selva como a las comunidades que la habitan.
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