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Con la dimisión de tres fiscales federales este martes, ya suman once los que han renunciado en Nueva York tras la retirada de los cargos por corrupción contra el alcalde Eric Adams, una decisión que fue ordenada por el Departamento de Justicia bajo la administración del presidente Donald Trump.
El 2 de abril, el juez Dale Ho desestimó las acusaciones contra Adams, señalando que actuaba siguiendo instrucciones desde Washington. Aunque aclaró que no existía evidencia de mala práctica por parte del equipo de fiscales, advirtió que "parece un trato": una retirada de cargos a cambio de concesiones políticas, especialmente vinculadas a temas migratorios.
Los fiscales se niegan a asumir culpas que no cometieron
Los fiscales que renunciaron a sus cargos esta semana —Celia V. Cohen, Andrew Rohrbach y Derek Wikstrom— señalaron que se les exigía reconocer errores y pedir disculpas para conservar sus funciones, a pesar de no haber cometido ninguna infracción.
"No confesaremos mala praxis cuando no la ha habido", afirmaron en una declaración publicada por The New York Times.
Los fiscales salientes, con experiencia en diversas administraciones, sostienen que el Departamento de Justicia está priorizando intereses políticos por encima de los principios de justicia e independencia profesional.
Nuevo liderazgo en medio de la controversia
La orden de retirar los cargos provino de Emil Bove III, exasesor legal de Trump y actual alto funcionario del Departamento de Justicia. Mientras tanto, el alcalde Adams ha reiterado su inocencia, aunque no ha hecho declaraciones recientes sobre el creciente número de dimisiones.
Este mismo martes, Jay Clayton asumió el cargo de fiscal federal interino en Nueva York, con la tarea urgente de restaurar la confianza tanto interna como pública en la institución.