La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recortó sus previsiones de crecimiento económico mundial, advirtiendo que las tensiones comerciales y la incertidumbre política impulsadas por el presidente estadounidense Donald Trump están lastrando el panorama económico global, con especial impacto en Estados Unidos.
Desde su regreso al poder en enero, Trump ha intensificado su política proteccionista mediante la imposición de aranceles generalizados, tanto a aliados como a rivales, alterando el orden comercial internacional y generando volatilidad en los mercados financieros.
"El entorno económico mundial se ha vuelto mucho más difícil", reconoció ayer en rueda de prensa el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, en referencia a los aranceles.
Tras registrar un crecimiento del 3.3 % en 2024, la OCDE prevé ahora una expansión del 2.9 % tanto en 2025 como en 2026. Estas cifras contrastan con las previsiones de marzo, que anticipaban un crecimiento del 3.1 % para este año y del 3 % para el siguiente.
Las proyecciones para Estados Unidos son especialmente preocupantes. Según el informe, la economía estadounidense se desacelerará “claramente” del 2.8 % registrado en 2024 al 1.6 % este año, lo que supone una corrección de 0.6 puntos respecto a la estimación anterior. Para 2026, la OCDE anticipa un crecimiento del 1.5 %.
China tampoco escapa al impacto: su previsión de crecimiento para 2025 fue ajustada ligeramente del 4.8 % al 4.7 %.
La OCDE atribuye estas revisiones al “aumento notable de los tipos efectivos de los aranceles sobre las importaciones y las medidas de retorsión adoptadas por algunos socios comerciales”. Entre las medidas más recientes figura un decreto firmado por Trump que eleva del 10 % al 50 % los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio.
Trump ha amenazado con aplicar aranceles más severos a productos de múltiples países, aunque ha postergado su aplicación hasta julio para dar margen a las negociaciones.
Además del impacto comercial, la OCDE advierte sobre otros factores que alimentan la incertidumbre económica en Estados Unidos, como la “pronunciada contracción de la inmigración neta”, “una reducción significativa” del número de funcionarios federales y la “alta incertidumbre económica vinculada a la acción pública”.