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Por primera vez en años, un presidente de la República Dominicana dejó fuera de su rendición de cuentas del 27 de febrero los proyectos de infraestructura más importantes para el país.
Luis Abinader, al dirigirse a la Asamblea Nacional, evitó hacer referencia a los avances del Metro de Santo Domingo, el monorriel de Santiago, el teleférico que conectará Herrera con el Kilómetro 9 de la Duarte, la conclusión de los trabajos en esa misma intersección, la licitación del tren metropolitano de Santo Domingo, la circunvalación de Baní y la ampliación del Metro hasta Punta de Villa Mella.
Tampoco hubo mención sobre el progreso de la presa de Montegrande, una obra fundamental para el suministro de agua y la prevención de inundaciones en el suroeste, ni sobre la carretera del Ámbar, que busca mejorar la conexión entre Santiago y Puerto Plata, pero cuya construcción sigue sin materializarse.
En su discurso, el mandatario optó por centrarse en áreas donde asegura haber logrado avances medibles, como el empleo, los aumentos salariales en el sector privado, el descubrimiento de tierras raras, la reducción de homicidios, la lucha contra el narcotráfico, el crecimiento de las exportaciones, el auge del turismo y mejoras en la educación.
El hecho de que estas obras no fueran mencionadas genera dudas, ya que han sido piezas clave en la estrategia gubernamental para modernizar la movilidad urbana, la infraestructura vial y el sector energético. En intervenciones anteriores, Abinader había resaltado estos proyectos como ejes del desarrollo nacional, pero su omisión esta vez deja interrogantes sobre su estado actual y posibles retrasos en su ejecución.
Al omitir estos temas, el presidente deja sin actualización a millones de dominicanos que dependen de estas iniciativas. ¿Es un cambio de prioridades o hay dificultades en la ejecución de las obras? La incógnita sigue abierta, pero el gobierno ha enfrentado obstáculos significativos para completar proyectos de infraestructura.