
La doctora Tammy Toribio abordó en el programa Juego de Damas la relación entre la salud mental, las emociones y la alimentación, destacando cómo la ansiedad, el estrés y la tristeza pueden detonar episodios de hambre emocional que derivan en obesidad y otros problemas de salud.
Toribio explicó que existen dos tipos de hambre: la fisiológica, necesaria para la supervivencia, y la emocional o hedónica, vinculada al placer y la satisfacción momentánea.
“Cuando se trata de hambre emocional, el cuerpo pide alimentos ultraprocesados, dulces o frituras, que no responden a una necesidad nutricional, sino a un vacío interno”, señaló.
La especialista resaltó que este vacío puede estar relacionado con factores como la falta de autoestima, problemas laborales, rupturas de pareja, conflictos familiares o incluso experiencias de acoso en la infancia. En esos casos, la comida se convierte en un “soporte emocional” que alivia de forma momentánea, pero no soluciona la raíz del problema.
Además, advirtió que el estrés es uno de los principales detonantes del sobrepeso, al alterar los ciclos de sueño y descanso, lo que genera irritabilidad, ansiedad y una mayor tendencia a comer de forma compulsiva.
Como recomendaciones, la doctora subrayó la importancia de buscar apoyo profesional:
También recomendó el ejercicio físico como herramienta para liberar endorfinas y fomentar el bienestar.
“Lo principal es aprender a identificar si se come por necesidad real o para llenar vacíos emocionales. Y cuando ya no se puede controlar, es momento de buscar ayuda”, concluyó.