Una coalición integrada por ex prisioneros de cárceles de Nueva York, familiares de personas encarceladas y activistas presentó este jueves un ambicioso plan de reformas dirigido al sistema penitenciario de la ciudad, con especial énfasis en Rikers Island, considerada una de las prisiones más peligrosas de Estados Unidos.
El grupo solicitó al próximo alcalde, Zohran Mamdani, y al Concejo Municipal que adopten medidas urgentes para poner fin a lo que califican como una «crisis humanitaria» en las instalaciones correccionales neoyorquinas.
La Coalición de Acción contra las Cárceles y la Campaña #HALTsolitary dieron a conocer un documento de diez puntos titulado Plan para abordar las mortales crisis humanitarias de las cárceles de Nueva York, en el que reiteran la exigencia de cerrar «de inmediato» Rikers Island, tal como establece la legislación aprobada en 2019 por el entonces alcalde Bill de Blasio.
El colectivo recordó que más de 70 personas han muerto en cárceles de la ciudad desde 2020, y que en lo que va de 2024, al menos 12 reclusos han perdido la vida. Estas cifras, aseguran, evidencian un deterioro alarmante que llevó a que una jueza colocara este año el sistema correccional bajo supervisión federal.
Durante la campaña electoral, el alcalde electo Zohran Mamdani —quien asumirá el cargo el 1 de enero— se comprometió a cerrar Rikers y a enfrentar los graves problemas que por años han afectado a este complejo correccional, donde se encuentran recluidos hombres, mujeres y menores.
El plan presentado por la coalición también propone reducir de forma significativa la población carcelaria, eliminar por completo el uso del aislamiento solitario conforme a la ley que lo prohíbe, evitar el encarcelamiento de personas con enfermedades mentales y otras discapacidades, e implementar programas de desvío para este grupo vulnerable. Asimismo, exige mejorar los mecanismos de rendición de cuentas dentro del Departamento de Corrección.
Otra de las medidas planteadas es disminuir drásticamente el número de jóvenes de hasta 25 años encarcelados y garantizar que tengan acceso a programas y servicios adecuados a su edad y sensibles a experiencias de trauma.
Según el documento de 23 páginas, en los últimos años las cárceles de Nueva York han experimentado una «escalada de catástrofe humanitaria», caracterizada por «brutalidad desenfrenada del personal, abusos sexuales contra personas encarceladas, uso sistemático de confinamiento solitario, negligencia médica extrema que en ocasiones deriva en muertes, y maltrato a personas con trastornos mentales y otras discapacidades».
«Como ciudad que aspira a ser una de las más progresistas del país, Nueva York debe liderar el camino para poner fin a la crisis humanitaria de sus cárceles municipales, reduciendo significativamente el número de personas encarceladas, brindando mayor apoyo a las comunidades y protegiendo los derechos humanos de todos los neoyorquinos», concluye el documento.