
La actriz y activista francesa Brigitte Bardot falleció el pasado fin de semana a los 91 años en su residencia de Saint-Tropez, según informó la Fondation Brigitte Bardot.
Su muerte reavivó el debate en Francia sobre el destino de una fortuna estimada en alrededor de 65 millones de euros, compuesta por bienes inmobiliarios, derechos de imagen e ingresos acumulados a lo largo de décadas.
Bardot, ícono del cine y de la cultura popular del siglo XX, se retiró de la actuación a los 39 años, en la cúspide de su carrera, para alejarse de la presión mediática y dedicar su vida a la protección animal.
Entre los activos más destacados de su herencia figuran varias propiedades en la Costa Azul. Su residencia histórica, La Madrague, adquirida a finales de los años 50, fue su hogar principal y sede de su fundación.
También poseía La Garrigue, un terreno de unas diez hectáreas transformado en santuario de animales, además de otras propiedades en la zona, una villa en Cannes —valorada en unos seis millones de euros— y varios apartamentos en París, según medios franceses.
Aunque Bardot expresó su deseo de que la Fondation Brigitte Bardot fuera la heredera universal de su patrimonio, la legislación francesa establece límites. Como hijo único, Nicolas-Jacques Charrier tiene derecho legal al 50 % de la herencia, independientemente de la voluntad expresada por su madre.
De este modo, mientras una parte sustancial de la fortuna deberá destinarse al heredero forzoso, el resto de los bienes y activos podrá seguir respaldando las iniciativas de protección animal que Bardot impulsó durante décadas, garantizando la continuidad de su legado más allá del cine.