Los Padres de San Diego trajeron a Mason Miller en la Fecha Límite de Cambios con la expectativa de verlo brillar en octubre. Y el miércoles, en el Juego 2 de la Serie del Comodín de la Liga Nacional frente a los Cachorros, el cerrador cumplió con creces, dejando una marca para la historia.
En la séptima entrada, Miller lanzó una recta de 104.5 millas por hora a Carson Kelly, quien no tuvo más opción que verla pasar como strike cantado. El lanzamiento, perfectamente colocado en la esquina baja de la zona, rompió el récord del cubano Aroldis Chapman (104.2 mph) como el pitcheo más rápido registrado por Statcast en postemporada desde 2015.
También se convirtió en el lanzamiento de ponche más veloz en playoffs, superando la marca previa de 103.7 mph, también en manos de Chapman.
El enfrentamiento fue breve y contundente. Kelly apenas pudo conectar fouls a una recta cortada de 89.6 mph y a una de cuatro costuras de 102.8 mph. Acto seguido, Miller liberó toda su potencia y alcanzó las 104.5 mph, cerrando el turno con un ponche demoledor.
Ese episodio resultó perfecto para el derecho: enfrentó a tres bateadores y a los tres los retiró por la vía del ponche.