
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, alertó este lunes a los países del Gran Caribe sobre lo que describió como una ofensiva para imponer un “cambio de régimen”, cuya meta sería apoderarse de los recursos naturales de Venezuela —petróleo, gas, oro—, bajo la supuesta iniciativa de Estados Unidos. Señaló que el despliegue naval estadounidense en el Caribe, argumentado como parte de la lucha contra el narcotráfico, podría desencadenar una “gran guerra”.
Maduro sostuvo que si la región se llena con misiles y pólvora, podría generarse una hecatombe, algo sin precedentes en el Caribe. Hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa internacional transmitida por Venezolana de Televisión, insistiendo en que Estados Unidos busca cambiar el gobierno venezolano.
En las últimas semanas, la tensión entre Washington y Caracas ha escalado con fuerza. Estados Unidos mantiene un despliegue naval en el Caribe con buques de guerra y aviones de última generación bajo el argumento de combatir el narcotráfico.
Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro sostiene que esta operación tiene un trasfondo político y que busca preparar el terreno para un cambio de régimen en Venezuela.

Uno de los episodios más delicados ocurrió a inicios de septiembre, cuando fuerzas estadounidenses atacaron y hundieron una embarcación venezolana que, según Washington, estaba vinculada al narcotráfico y al grupo criminal Tren de Aragua.
El saldo fue de 11 muertos, mientras que Caracas acusó a EE. UU. de falsear pruebas y de ejecutar una acción violatoria de su soberanía marítima. Poco después, Venezuela denunció que un destructor estadounidense interceptó y retuvo durante varias horas a una embarcación pesquera venezolana, aumentando la desconfianza bilateral.
A pesar de las acusaciones de Maduro, funcionarios estadounidenses, incluido Donald Trump, han declarado que Washington no persigue un cambio de gobierno en Venezuela.
Aun así, las críticas a las elecciones venezolanas de 2024 y la intensificación del despliegue militar en la zona mantienen viva la percepción de hostilidad. Desde Caracas se ha respondido con llamados a la “preparación máxima” militar, movilizando fuerzas y milicias en zonas estratégicas del país.
El contexto regional también refleja preocupación. Gobiernos como el de Brasil han advertido que la presencia naval estadounidense en aguas caribeñas podría convertirse en una fuente de tensión peligrosa.
Mientras tanto, algunos países del Caribe colaboran con Washington en operaciones antinarcóticos, pero la creciente militarización genera temores de que la disputa trascienda lo criminal y se convierta en un pulso geopolítico de mayor alcance.