
De entrada sé que mi opinión respecto a lo que voy a plantear aquí va a ser polémica.
En las últimas dos o tres semanas me he encontrado con varios conflictos en el ambiente educativo en donde profesores han sido golpeados por estudiantes, otros amenazados y más de uno, con alguna luxación por tener que lanzarse al bollo a desapartar una que otra riña.
Lo tremendo de todo esto es saber y conocer, con dolor e impotencia, que los maestros, los equipos de gestión de los centros educativos, los directores y el personal de orientación y psicología son poco menos que ceros a la izquierda.
Como me dijo una directora amiga, de los tantos maestros, directores y orientadores que se desahogan conmigo, en el silencio impotente de su desazón: "…padre, es que nosotros los directores somos ceros a la izquierda frente a los estudiantes. Ellos son los que saben y los que tienen el control de los centros educativos".
Hace poco más de un mes que un maestro me contaba que se armó un pleito entre dos muchachos estudiantes de su centro. Uno de 16 y el otro de 17 años. Para poder aplacar la situación, ese maestro tuvo que echarle una llave mata león al más agresivo y violento. Y como algunos temieron que el joven colapsara, por la severidad de la "polémica de Jack Veneno" aplicada, hicieron que ese maestro soltara al estudiante.
Caso seguido, el Maestro tuvo que volver a aplicarle la "polémica de Jack Veneno" porque ya iba golpeando a todos y poniendo en grave riesgo la integridad de maestros y alumnos que allí se involucraban tratando de recuperar el orden.
La semana pasada se me acercó otro maestro de X lugar a felicitarme por lo del video viral, pero de inmediato me enseñó unas fotos de un niño de 11 años con una piedra en mano, con la intención de arrojársela, porque este Maestro intervino en el desaparte de un pleito. Y le creo al maestro, porque me enseñó un golpe, con raspón incluido, en una pierna. Según el maestro, se debió a su intervención para desapartar a los que peleaban. Y como cayeron al suelo con el rebú, el Maestro salió con una afección.
Fui en días pasados a celebrar una Misa de calendario [9/10/2025] a una Comunidad de mi Parroquia, y cuando iba a llevar la comunión a una enferma, me abordaron dos señores para hablarme del video viral. Pero ahí mismo, me señalaron 3 niños que estaban sentados en el contén, diciéndome que uno de ellos había roto un dedo a una Maestra de X escuela.
Yo saludé a los niños y abordé al que señalaban por el hecho [12 años más o menos]. Y cuando le pregunté sobre lo que hizo, se echó a reír de modo orondo. Abordé a la encargada de orientación de ese centro. Y me explicó, que no fue que el niño le fracturara el dedo a la Maestra, sino que más bien, la Maestra intervino para que dicho niño no siguiera dándole una camisa de golpes a una estudiante.
También me enteré que ese estudiante es reincidente en conductas similares. Yo pregunté sobre las medidas tomadas sobre el niño. Y la respuesta fue que había que hacerle una evaluación para descartar que dicho jovencito no tuviera ninguna condición, más un largo etc.
Desde la semana pasada manejo un caso en uno de los centros católicos del Convenio. En concreto, el profesor le quitó, después de un forcejeo, un portátil que un niño de 13 años había llevado al aula. Aun a sabiendas de que está prohibido. El profesor fue y llevó el artefacto a la dirección del centro. Y cuando el Maestro regresaba al aula, el estudiante le dio una pedrada en el pecho con un pedazo de Block.
El compañero sacerdote que me relató el hecho, me dijo que el pedazo de Block era de tamaño considerable y que se partió en dos. Me dice el compañero, que si probablemente le hubiese dado más en el centro del pecho, podría haber sido que el Maestro no lo pudiera contar.
¿Saben qué es lo común a todos esos hechos gravísimos que narro? CERO SANCIONES ¿Y por qué pasa eso? Porque tenemos una ordenanza 05-2023 que es una chapuza contradictoria e hiperinflada de derecho positivista que solo reconoce derechos y nada de deberes ni consecuencias. Incluso, ante hechos gravísimos que ponen en riesgo la integridad física y la vida de estudiantes y profesores en nuestros centros educativos.
No le quiero cansar. Pero conozco otro caso de un centro educativo, que un grupo de pandilleros estudiantes quemaron la puerta del centro educativo, porque cerraron la puerta después de las 8:00 a.m. y no les dejaban entrar. Un profesor que fue amenazado por uno de los envalentonados "estudiantes", dijo que si ese estudiante no se iba del centro, se iba él.
Yo mismo, el pasado año escolar, me vi rodeado por un grupo de delincuentes de fuera del centro [en uno de los centros bajo mi autoridad] mezclados con estudiantes del Centro, acontecimiento en donde sentí el miedo en la carne y me vi en la obligación de subir la voz y echar una mala palabra para amedrentar a estos desaprensivos.
Pues, dos grupos que se preparaban para una pelea, no querían que yo interviniera. Me vi obligado a llamar la policía.
Al fin y al cabo, cuando uno intenta tomar medidas drásticas ante acciones gravísimas, se topa con el muro de un sistema que solo reconoce a ciegas el derecho del estudiante.
Lo digo a los cuatro vientos: los directores, los equipos de gestión, orientadores y psicólogos, al junto de los Maestros, tienen que sentir día tras día el miedo en la piel. Son sometidos al más férreo silencio, dando paso a la impotencia, el desánimo, el stress y la tensión constante; porque como dijo mi amiga directora: “somos unos ceros a la izquierda”, despojados de toda autoridad y de toda herramienta que permita recuperar el orden, la disciplina y el respeto en los centros educativos públicos.
Nadie se quiere enfrentar al aplastamiento del poder de un distrito y una regional cualquiera que de manera conjunta se tiran en manadas de 10, 12 o 13 técnicos en un centro cualquiera que pueda representar un atisbo mínimo de ruido o escándalo.
[Por lo general, cuando se presentan estos casos, si son llevados pa’lante y denunciados a las autoridades competentes, este es el modo operandi de las instituciones más inmediatas]. Eso, que no hablo aquí si a la comitiva no se ha unido CONANI, más la APMAE, los padres del agresor y algún miembro de alguna junta de vecinos. Fácilmente el número puede llegar a pasar de 15 o 16 personas. Literalmente!
A eso se le llama resolución de conflictos por medio de los organismos de participación. Que con este panorama, serían, más bien, los organismos de presión.
Así es que nos va en nuestro sistema educativo público dominicano. Que yo lo vengo llamando desde hace cierto tiempo, como: "la educación de la mentira y la mentira de la educación".
P. Norberto Antonio Rosario Ovalles.