
Este lunes, todo el personal involucrado en la organización del próximo cónclave papal —ya sea religioso o laico— deberá prestar juramento de confidencialidad en la Capilla Paulina del Vaticano, a las 17:00 horas (15:00 GMT), tal como establece la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.
Desde ceremonieros hasta personal de limpieza, pasando por médicos, enfermeros, técnicos, ascensoristas, personal de cocina y floristas, todos los implicados en el desarrollo del cónclave han sido previamente autorizados por el cardenal camarlengo y los tres cardenales asistentes. Este juramento solemne será realizado en presencia del camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell, después de una instrucción formal sobre su significado y alcance.
La fórmula del juramento, que se pronunciará y firmará individualmente en un acto reservado y sin presencia de medios, compromete a los participantes a guardar silencio perpetuo sobre todo lo que vean u oigan relacionado con el proceso de elección del nuevo pontífice. El incumplimiento de esta promesa puede acarrear la excomunión automática.
El texto del juramento prohíbe expresamente divulgar cualquier información vinculada con la votación y el escrutinio, así como el uso de dispositivos de grabación, escucha o filmación dentro del Vaticano durante el tiempo que dure el cónclave.
Los cardenales electores, por su parte, harán su juramento el 7 de mayo por la tarde, al ingresar a la Capilla Sixtina. Una vez que todos hayan prestado su compromiso, el maestro de las celebraciones litúrgicas, monseñor Diego Ravelli, pronunciará el tradicional “Extra omnes”, ordenando la salida de todos los no electores y marcando el inicio formal del cónclave, con las puertas cerradas con llave.
Antes de la primera votación, el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia durante cuatro décadas, ofrecerá una meditación final a los cardenales. Luego de su intervención, tanto él como el maestro de ceremonias abandonarán la Capilla, dando paso al proceso deliberativo.
El cónclave será presidido por el cardenal Pietro Parolin, ante la ausencia del decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien a sus 91 años no participará en la elección.