El sarampión ha resurgido en diversas regiones del mundo debido a la disminución en las tasas de vacunación. En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) registró 10.3 millones de casos a nivel global, lo que representa un aumento interanual del 20%.
Hasta ahora, la mayoría de las infecciones se concentraban en África, Asia Sudoriental, Europa, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental. Sin embargo, la enfermedad ha comenzado a ganar terreno en América, con brotes que han encendido las alarmas en Estados Unidos, Canadá y Argentina.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han confirmado más de 100 casos en lo que va del año. Estos se han reportado en Alaska, California, Georgia, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Rhode Island y Texas, siendo este último el estado con mayor incidencia.
El organismo ha determinado que el 92% de los contagios están relacionados con tres brotes, definidos como agrupaciones de tres o más casos vinculados. Detalla que una cuarta parte de los pacientes requirió hospitalización. En comparación, durante todo 2024 se notificaron 285 infecciones, el 69% de estas ligadas a 16 brotes.
En Canadá, las autoridades sanitarias de Ontario reportaron 57 casos hasta mediados de este mes, mientras que en Quebec se han identificado 24 contagios en lo que va del año. Por su parte, el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires ha registrado cuatro casos en la capital argentina. El problema no es exclusivo del continente americano. En España, durante las primeras ocho semanas del año, se han diagnosticado al menos 107 casos y se analizan alrededor de ocho brotes activos.
En la mayoría de estos episodios, los afectados son niños menores de cinco años. Mandy Cohen, exdirectora de los CDC, advierte que “el número de infecciones por sarampión está en aumento en todo el planeta y pone en riesgo la salud y la vida de las personas. La vacuna es la mejor protección frente a este virus, y debemos seguir invirtiendo para hacerla más accesible”.
A pesar de que la enfermedad puede prevenirse con dos dosis de la vacuna, la OMS estima que en 2023, alrededor del 83% de los niños a nivel mundial habían recibido la primera dosis del antígeno (mientras que el 74% ya contaba con la segunda dosis recomendada). La organización indica que es necesario alcanzar una cobertura global de al menos 95%, con ambas dosis, para prevenir los brotes y proteger a la población contra uno de los virus más contagiosos que existen.
Susana López Carretón, investigadora del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que la caída en la inmunización contra el sarampión se originó con la pandemia de covid-19. Según la experta, la atención sanitaria pediátrica quedó desatendida, y la situación se ha agravado debido a la migración, las disputas políticas y los conflictos armados.
La reducción en la cobertura global provocó un aumento considerable de brotes en 2023, cuando se detectaron episodios graves en 57 países, lo que representa un incremento del 60%, en comparación con los 36 países afectados el año anterior. Pese a ello, la inmunización evitó más de 60 millones de muertes entre 2000 y 2023, según la OMS.
“El problema de haber reducido la cobertura de vacunación es que hay una población mucho más susceptible a la infección. Dado lo contagioso que es este virus, se debe mantener una vigilancia constante”, enfatiza la especialista de la UNAM.
El sarampión es una enfermedad viral considerada una de las más contagiosas del mundo. Se transmite por contacto con secreciones nasales o faríngeas infectadas y por vía aérea. Según la OMS, “el virus presente en el aire o en superficies contaminadas conserva su capacidad infecciosa hasta por dos horas. Una persona contagiada puede infectar a nueve de cada diez contactos directos no vacunados”.
Aunque cualquier persona no inmunizada puede contraer la infección, es más frecuente en niños. Inicialmente, afecta las vías respiratorias. Los primeros síntomas incluyen fiebre alta, tos, abundante secreción nasal y una erupción cutánea que se extiende por todo el cuerpo.
El periodo de incubación varía entre 10 y 14 días. La enfermedad suele durar entre cuatro y siete días. Las autoridades sanitarias advierten que una persona infectada puede transmitir el virus desde cuatro días antes hasta cuatro días después de la aparición de la erupción.
Las complicaciones del sarampión son la principal causa de mortalidad asociada a la enfermedad. Entre ellas destacan la ceguera, encefalitis, diarrea grave, deshidratación, infecciones del oído y enfermedades respiratorias severas como la neumonía. Estos problemas secundarios son más comunes en menores de cinco años, adultos mayores de 30 años, personas con desnutrición y aquellos con sistemas inmunes debilitados.
La OMS advierte que “el sarampión también debilita el sistema inmunológico y puede hacer que el cuerpo olvide cómo defenderse de otras infecciones, dejando a los pacientes en una situación de extrema vulnerabilidad”.
No existe un tratamiento específico para el sarampión. La atención se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. En algunos casos, se recetan antibióticos para tratar infecciones secundarias.
La vacunación masiva es la estrategia más eficaz para prevenir la enfermedad. Los niños deben recibir dos dosis antes de los 18 meses de edad para garantizar su inmunidad. La vacuna se administra sola o combinada con otras inmunizaciones para prevenir paperas, rubéola y varicela.
Fuente: Wired