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El orégano es ampliamente reconocido como una especia habitual en la cocina, aunque la investigación científica actual indica que sus beneficios pueden ir más allá de aportar sabor.
Estudios realizados por instituciones como la Universidad de Harvard, la Mayo Clinic y el National Institutes of Health (NIH) señalan que esta hierba concentra compuestos antioxidantes y antiinflamatorios con potencial para favorecer el bienestar articular.
Especialistas en nutrición subrayan que los elementos bioactivos presentes en el orégano contribuyen a resguardar las células y a contrarrestar los radicales libres, asociados a procesos inflamatorios que comprometen articulaciones y tejidos.
Esta perspectiva se enmarca en la tendencia creciente de incluir ingredientes naturales en estrategias enfocadas en la salud musculoesquelética.
Bajo su nombre científico Origanum vulgare, esta planta sobresale por su abundancia de polifenoles y antioxidantes naturales.
Investigaciones citadas por Harvard detallan que, al consumirse en su versión seca y triturada, el orégano alcanza concentraciones elevadas de antioxidantes. Estas sustancias ayudan a salvaguardar las células del deterioro oxidativo, un proceso que puede favorecer el desgaste de tejidos y acelerar molestias articulares.
Además de su perfil antioxidante, el orégano aporta vitamina K, calcio y otros micronutrientes necesarios para la salud ósea y muscular, componentes estrechamente ligados al cuidado de las articulaciones.
Trabajos difundidos por la Mayo Clinic destacan que esta hierba incorpora fitoquímicos que enriquecen la dieta, ayudando incluso a disminuir el consumo de sal y grasas. El uso cotidiano de plantas culinarias como el orégano permite sumar propiedades nutricionales, incluyendo los efectos antiinflamatorios del carvacrol y el timol.
Por su parte, estudios del NIH registraron que el aceite esencial de orégano redujo marcadores inflamatorios en modelos animales. Aunque estos hallazgos aún no se han comprobado en ensayos clínicos en humanos enfocados en salud articular, la evidencia preclínica apunta a un posible aporte del orégano como complemento nutricional en el manejo de procesos inflamatorios.
Las instituciones sanitarias aclaran que esta hierba debe integrarse en una alimentación equilibrada, sin reemplazar tratamientos médicos destinados a afecciones musculares o articulares.
Nutricionistas citados por medios especializados coinciden en que el orégano seco retiene la mayor parte de sus antioxidantes y resulta fácil de integrar en preparaciones cotidianas: ensaladas, platos de legumbres, guisos o infusiones suaves. El aceite esencial, debido a su alta concentración, requiere uso prudente y orientación profesional.
Esta hierba también constituye un elemento típico de la dieta mediterránea, reconocida por su relación con menor prevalencia de trastornos inflamatorios y mejor calidad de vida en adultos, incluso en quienes presentan patologías osteoarticulares.
Sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias contribuyen a proteger los cartílagos frente a los radicales libres y los procesos inflamatorios persistentes. Estudios revisados por Harvard y el NIH sugieren que los compuestos del orégano pueden influir en la respuesta inmunitaria y aportar soporte a la estructura de los tejidos articulares.
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud insisten en combinar una dieta rica en nutrientes, actividad física constante y supervisión profesional para prevenir y manejar afecciones musculoesqueléticas.
Aunque el orégano ofrece ventajas nutricionales avaladas por la evidencia, no sustituye terapias médicas convencionales, tal como recuerdan estas organizaciones internacionales.
En conclusión, el orégano, más allá de su papel tradicional como hierba aromática, reúne propiedades antioxidantes y antiinflamatorias respaldadas por instituciones como Harvard, la Mayo Clinic y el NIH, lo que lo posiciona como un aliado potencial en la protección de las articulaciones.
Aunque la evidencia preclínica es prometedora, los expertos coinciden en que su consumo debe formar parte de una alimentación equilibrada y no reemplazar tratamientos médicos. Integrar esta planta en la dieta diaria puede contribuir al bienestar musculoesquelético, reforzando una estrategia integral de prevención y cuidado articular.