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Lantigua, soñador de versos y hacedor de sueños

José Rafael Lantigua (JRL) resumía virtudes que difícilmente encontramos en la misma persona: era un creador, intelectual profundo

Apartando mezquindades políticas, los dominicanos del mundo intelectual, cultural, literario le debemos a JRL el homenaje nacional que merece

Pablo McKinney
Pablo McKinney
7 agosto, 2025 - 7:33 AM
4 minutos de lectura
Exministro de Cultura José Rafael Lantigua, fallecido a los 76 años. Fuente Externa
El bulevar de la vida
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(Para su amigo, A. Reyna, con quien compartí el lamento).

Ha sido un descuido bíblico del más grande y amado, permitir que se nos adelantara en el viaje definitivo, quien en nuestra aldea literaria fue el dueño de la mejor prosa de las últimas décadas, honor que compartía con Enriquillo Sánchez, víctima de otro desliz del Mahatma.

José Rafael Lantigua (JRL) resumía virtudes que difícilmente encontramos en la misma persona: era un creador, intelectual profundo, autor de textos fundamentales, un gran divulgador y maestro de nuestra literatura, y al mismo tiempo era un excepcional gerente, el gran creador y organizador de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo. Extrañamente, (en nuestra vorágine literaria es extraño) JRL repartía y compartía sus conocimientos, sus saberes, sin mezquindad ni egoísmo.

En 2015, al presentar los dos últimos volúmenes de su monumental obra: Espacios y Resonancias, afirmé convencido que “la literatura dominicana, los literatos o aspirantes, los escribidores de sueños o promotores de pesadillas, los recopiladores cansados de repetidas derrotas, todos: los ya realizados y consumados por la gloria de sus letras, e incluso más de uno consumido por las garras de su ego, todos tenemos una impagable deuda de gratitud con este ciudadano ejemplar y amigo que por más de 30 años no ha cesado de informarnos, guiarnos, actualizarnos, criticarnos, alentarnos”.

Ayer, me lo reconoció el expresidente Leonel Fernández, en la funeraria: lo que de bueno tiene hoy el Ministerio de Cultura, el área cultural de la FUNGLODE, la fauna literaria nacional, el periodismo literario; todo lo que de luz en el universo cultural tuvieron los gobiernos de Fernández tiene el sello, la marca de su capacidad gerencial, su duro trabajo, su liderazgo cultural.

Apartando mezquindades políticas (solo superadas por las mezquindades de la fauna literaria en todas partes), los dominicanos del mundo intelectual, cultural, literario, la FUNGLODE, por supuesto, y el mismísimo Ministerio de Cultura le debemos a JRL el homenaje nacional que merece.

Todos tenemos una deuda inmensa con este soñador de versos, hacedor de sueños que desde todos los encomios y exordios que caben en una Biblioteca, fue nuestro cronista literario mayor, nuestro albacea cultural por excelencia. Y los siete volúmenes de Espacios y Resonancias, por ejemplo, con sus 845 crónicas sobre 723 escritores, publicadas en 3,098 páginas durante 1032 semanas, son la más feliz y palpable evidencia.

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