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La partidocracia entre canciones

Pablo McKinney
Pablo McKinney
12 junio, 2025 - 7:47 AM
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Fuente Externa
El bulevar de la vida
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Aunque ya pasaron los premios Soberano, observo que nuestra partidocracia reinante (PRM, PFP, PLD) anda explicando sus indecisiones y contradicciones a través de inolvidables canciones.

En el caso del PLD y el PRM, la explicación la encontramos en “Oasis”, de Pedro Guerra, por aquello de que, “cuando me quisieron/ yo no quise tanto/ y cuando he querido no siempre quisieron” (¡ay!). En el caso del partido morado, quienes tienen la popularidad no tienen los fondos, y a quienes les sobran los dineros les faltan apoyos y otros dones.

En el PRM, el drama remite a “Dilema”, de Juan Lockward, pues David Collado tiene los apoyos necesarios entre la población, pero su fortaleza disminuye cuando es medido entre la militancia de la organización donde reinael tándem Mejía Gómez-Sanz Lovatón, sobresale la alta aceptación de Wellington Arnaud en la dirigencia media y las bases; un Guido Gómez que ya presentó sus credenciales en la votación alcanzada (estando fuera del gobierno) en las primarias presidenciales azules, sin olvidar aun Roberto Fulcar que tiene una envidiable aceptación entre la militancia “dura” de la organización, entre los guerreros electorales de las campañasperremeístas para ganar la presidencia de la República. Raquel Peña ha acumulado una inmejorable hoja de servicio (en el Estado ha servido hasta para remedios), pero no tiene la vinculación partidaria necesaria para ganar unas primarias cerradas, salvo que reciba el apoyo de un Luis  Abinader que luce decidido a asumir la presidencia de la organización para ser el árbitro que garantice la unidad y aleje el fantasma perredeísta de la división.

“¡Qué dilema tan grande se presenta en la vida” de nuestros partidos. Sólo la Fuerza del Pueblo navega sin boleros malditos ni bachatas de amargue, pues allí todo se quedará entre padre e hijo. Y es que no existe la más remota posibilidad de que el hijo, -por más alta valoración que alcance en 2027-acepte desafiar a su padre, tan bien criado como está, con la ayuda de una abuela superstar, según me cuentan.

Nuestro escenario político anda entre Pedro Guerra y Juan Lockward, aunque en diciembre, en un karaoke entre amigos, (yo estaba en otra mesa), el joven Omar Leonel me hizo recordar al profesor McKinney cuando emocionado cantó: “es un buen tipo mi viejo”. Había leído a Sábato: la familia, los amores, “los amigos. ¿Lo demás? la selva”. Con permiso.

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