
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el martes una resolución que establece el despliegue inmediato de una nueva fuerza multinacional de apoyo a la seguridad en Haití. La medida fue respaldada por 12 votos a favor, mientras que Rusia, China y Pakistán se abstuvieron. No hubo votos en contra.
El principal objetivo de esta misión es combatir a las pandillas armadas que han tomado control de amplias zonas del territorio haitiano y que, según la ONU, amenazan con desestabilizar por completo al país, convirtiéndolo en un foco de exportación de violencia, crimen y drogas en la región.
El representante de Panamá, uno de los países que impulsó la resolución junto con Estados Unidos, destacó que la situación humanitaria en Haití, especialmente para la niñez, no podía esperar más.
"Un país que fue inspiración para América Latina, hoy está sumergido en la ingobernabilidad", afirmó el diplomático. También señaló que la resolución da esperanza tanto a los haitianos dentro del país como a los que integran la diáspora.
El presidente dominicano, Luis Abinader, expresó su respaldo a la iniciativa la semana pasada durante su intervención en la Asamblea General de la ONU. Abinader calificó la crisis haitiana como "una tragedia humana sin precedentes" y reiteró el llamado a la comunidad internacional a no permanecer indiferente.
La nueva fuerza podrá estar compuesta por hasta 5,500 efectivos, incluidos miembros de Kenia, quien liderará el contingente, y de otras naciones caribeñas. Su mandato inicial tendrá una duración de un año, con posibilidad de extensión dependiendo de los resultados y condiciones sobre el terreno.
Algunos países que se abstuvieron en la votación manifestaron preocupación por la falta de claridad en ciertos puntos del mandato, así como por la insuficiente coordinación entre organismos de la ONU en Haití.
Aunque la misión fue aprobada con respaldo mayoritario, persisten dudas sobre su implementación efectiva.
Expertos en relaciones internacionales advierten que, sin una estructura clara de mando, objetivos bien definidos y financiamiento sostenible, la fuerza multinacional corre el riesgo de repetir errores del pasado, como ocurrió con otras intervenciones internacionales en Haití que fracasaron en estabilizar al país a largo plazo.
Sectores diplomáticos y sociales dominicanos esperan que esta intervención contribuya finalmente a restablecer el orden institucional en Haití y permita abordar las causas estructurales del deterioro, como la pobreza extrema, la corrupción y la debilidad del sistema judicial.