Los grupos de crimen organizado originarios del este y sudeste asiático están expandiendo sus operaciones de fraude a escala global, según advirtió este lunes un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
La expansión responde a los crecientes operativos de las autoridades locales en países como Camboya, Laos, Myanmar y Filipinas, donde estas redes criminales han proliferado durante años a través de complejos de estafas tecnológicas.
Fraudes a escala industrial
Según el informe titulado “Punto de Inflexión: Implicaciones Globales de los Centros de Estafa, Banca Clandestina y Mercados Ilícitos en Línea en el Sudeste Asiático”, existen cientos de centros de estafas a escala industrial que generan cerca de 40,000 millones de dólares anuales mediante fraudes románticos, inversiones falsas, apuestas ilegales y esquemas de lavado de dinero.
Estas operaciones, que anteriormente se limitaban a zonas fronterizas del sudeste asiático con escasa vigilancia estatal, ahora se han trasladado a regiones de África, América Latina, el Medio Oriente y algunas islas del Pacífico.
Nuevos destinos: África y América Latina
El informe destaca la creciente presencia de estas redes en África, especialmente en Nigeria, donde recientes redadas desmantelaron operaciones de ciberfraude dirigidas por ciudadanos del sudeste asiático. Se reportaron casos similares en Zambia y Angola.
En América Latina, Brasil ha emergido como un punto crítico debido al aumento del fraude cibernético, los juegos en línea y el lavado de dinero vinculado a mafias asiáticas. En Perú, más de 40 ciudadanos malasios fueron rescatados en 2023 tras haber sido traficados por una organización conocida como Red Dragon, con sede en Taiwán, y obligados a cometer fraudes tecnológicos.
Alerta ante las tecnologías emergentes
El informe advierte sobre la profesionalización y sofisticación de estas redes, apoyadas por herramientas como malware, inteligencia artificial, deepfakes, y mercados ilegales de datos robados, lo que facilita sus actividades globales bajo el modelo de “crimen como servicio”.
“La convergencia entre su expansión geográfica y el uso intensivo de tecnología ha elevado la amenaza a un nuevo nivel, y los gobiernos deben estar preparados para responder”, declaró Benedikt Hofmann, representante regional interino de la UNODC para el sudeste asiático.
Colaboración internacional es clave
La UNODC hace un llamado a la cooperación internacional, especialmente en zonas vulnerables con baja capacidad de respuesta institucional, para frenar esta industria delictiva en expansión.
"Se requiere una estrategia global para combatir esta industria transnacional, que ya está afectando a varios continentes", concluye.