
La elección del cardenal estadounidense Robert Francis Prevost como nuevo papa ha generado asombro en las redes sociales y los medios, no solo por su designación, sino también porque algunos sistemas de inteligencia artificial generativa mencionaron su nombre minutos antes del anuncio oficial desde el balcón de la Plaza de San Pedro.
Especialistas aclaran que la llamada inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, Grok, Gemini o Perplexity, no "adivina" el futuro. Lo que hace es generar respuestas basadas en enormes volúmenes de datos públicos, como artículos, pronósticos periodísticos y perfiles de posibles candidatos al papado. Prevost, aunque no era el favorito indiscutible, figuraba en algunas listas previas al cónclave junto a nombres como Pietro Parolin y Luis Antonio Tagle.
Estas IA entrenan sus modelos con esa información y, al ser consultadas, generan predicciones al ponderar tendencias, menciones y contexto, lo cual puede coincidir, pero no implica conocimiento de hechos no revelados.
Según los expertos, el hecho de que una IA acertara el nombre del nuevo pontífice antes del anuncio debe interpretarse como una coincidencia informada, basada en datos visibles para todos, y no como una capacidad predictiva infalible. De hecho, las respuestas de estas herramientas variaban a lo largo de los días dependiendo de las consultas y actualizaciones.
Actualmente, si se le pregunta a ChatGPT si predijo el nombramiento, responde: “No, ChatGPT no logró predecir con precisión quién sería el nuevo papa. El 8 de mayo de 2025, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido como el 267.º pontífice, adoptando el nombre de León XIV”.
En resumen, la IA no tiene poderes de predicción, pero sí una notable capacidad para sintetizar tendencias y reflejar la información más consistente disponible.