
El dolor de espalda, una de las dolencias más comunes en la población, suele originarse en rutinas aparentemente inofensivas.
Según la quiropráctica Sherry McAllister, presidenta de la Fundación para el Progreso Quiropráctico (F4CP) en EE.UU., acciones como permanecer sentado por largos periodos, cargar bolsos pesados o inclinar la cabeza al usar el celular generan microdesalineaciones que se convierten en problemas mayores con el tiempo.

McAllister recuerda que la columna no solo sostiene el cuerpo, sino que también protege el sistema nervioso central. Por eso, cualquier desajuste repercute en funciones esenciales como el movimiento, la respiración o la digestión.
Para evitar daños acumulativos, la experta recomienda tres prácticas básicas: mantener la alineación corporal, moverse con frecuencia y fortalecer los músculos estabilizadores. Sugiere levantarse cada 30 a 45 minutos, incorporar ejercicios como planchas o puentes de glúteos y mejorar la ergonomía al dormir con colchones y almohadas que respeten la curvatura del cuello.

Vitaminas y minerales como la D3, K2, el magnesio y los omega-3 fortalecen huesos, ligamentos y articulaciones, mientras que el colágeno y la vitamina C ayudan al tejido conectivo. Sin embargo, McAllister enfatiza que los suplementos son solo un apoyo: nada sustituye el movimiento constante y una postura adecuada.

La especialista insiste en que la salud de la columna depende de integrar hábitos de movimiento, alineación y equilibrio del sistema nervioso. Estas prácticas, asegura, son claves para evitar el dolor y sostener una vida activa y plena.
Fuente: Infobae.