
Pocas tareas domésticas resultan tan molestas como cortar cebolla. Aunque es esencial en muchas recetas, este acto suele provocar una avalancha de lágrimas. Sin embargo, un equipo de físicos de la Universidad de Cornell, liderado por Sunghwan Jung, abordó el problema desde la física de fluidos y la dinámica de partículas, y sus hallazgos, publicados por New Scientist, podrían cambiar nuestra forma de enfrentar esta rutina culinaria.
Los investigadores analizaron cómo se dispersa el compuesto sin-propanetial-S-óxido, responsable de irritar los ojos, usando tecnología de alta precisión. Para ello, emplearon una cuchilla de acero montada en guillotina sobre cebollas pintadas de negro con spray, lo que facilitó el seguimiento de las partículas liberadas. También variaron el grosor de la cuchilla y la velocidad del corte para observar sus efectos.
El estudio reveló que las cuchillas afiladas y los cortes lentos liberan menos compuestos irritantes. Una cuchilla desafilada puede generar hasta 40 veces más partículas, y cortar más rápido puede cuadruplicar la cantidad liberada. Esto se debe a que las cuchillas sin filo deforman más la cebolla, acumulando presión que luego se libera bruscamente.
Aunque aún faltan estudios sobre su aplicación directa en la cocina diaria, los investigadores proponen algunos consejos prácticos: usar cuchillos muy afilados, cortar despacio, mantener la cebolla refrigerada y ventilar bien el área de trabajo.