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Recientemente, la periodista Alicia Ortega fue entrevistada por su colega Inés Aizpún sobre su vida, sus trabajos periodísticos y el actual panorama electoral.
Aquella conversación amena entre grandes estrellas del periodismo llamó la atención, sobre todo por las declaraciones de Alicia al calificar de "aburrido" el certamen electoral porque las encuestas dan mucha ventaja a un contrincante sobre los demás, claramente refiriéndose a las que favorecen a Luis Abinader sobre Abel Martínez y Leonel Fernández.
Yo estoy totalmente de acuerdo con ese planteamiento. Esta campaña electoral es aburrida.
Es cierto, esta campaña electoral no es tan "bullosa" como las anteriores, pues no se han dado manifestaciones políticas disfrazadas de ciudadanas, como por ejemplo las protestas en la Plaza de la Bandera (hoy llamada Gran Feria de Empleo); y mucho menos la oposición se ha prestado a boicotear elecciones municipales para culpar al Gobierno y crear un malestar social.
Esta oposición tampoco se ha prestado a recibir financiamiento de grupos foráneos y organizaciones internas para formar un grupo llamado "Marcha Verde", con el fin de crear las condiciones que permitan instalar un relato demoledor que divida a la sociedad entre buenos y malos.
La oposición tampoco ha podido acaparar las voces de los medios de comunicación que antes tronaban contra la corrupción e impunidad, y que ahora nadie los ve ni en pintura; ya sea porque son embajadores, ministros, cónsules o pensionados con jugosas cantidades.
Tal vez sea porque tengan familiares nombrados en el Gobierno o que hayan parientes que sean suplidores del Estado con empresas recién creadas. ¡Quien sabe!
Es verdad, esta oposición es aburrida. Pues no ha podido capitalizar las denuncias de corrupción que se hacen en contra del PRM, tal como ellos lo hicieron hace cuatro años, con ayuda de los que hoy se tapan el ojo derecho para no ver las diabluras que actualmente ocurren en varias instituciones del Estado.
Y finalmente, Alicia tiene mucha verdad en sus palabras al decir que esta campaña es aburrida porque, cuando el mercado persa de la política se promociona como un maratón en los medios de comunicación, como si el transfuguismo fuera una competencia o un deporte, el entusiasmo de la militancia opositora puede que, en ocasiones, se resquebraje y que sea el silencio el único camino antes del 19 de mayo para resistir los embates de los miles de millones en publicidad que se gasta el Gobierno.
Sin embargo, es menester resaltar que las apariencias engañan.
Ya que en una fiesta no importan los aplausos ni las aclamaciones, porque después que se degusta la cena, casi todo el mundo se va para su casa, sin importar que el compartir haya terminado.