La exestrella de Miami Heat, Jimmy Butler, retorna mañana martes a lo que fue su hogar por varios años, y se le espera pero no precisamente con los brazos abiertos, ya que aún se mantiene el aire un poco enrarecido.
Según Butler, dicha situación se remonta a la pasada pretemporada cuando Pat Riley le hizo un llamado de atención por perderse muchos partidos y con motivo a este encuentro, el alero se sentó Anthony Slater en The Athletic para hablar de todo lo que sucedió para acabar en Golden State Warriors.
Durante semanas se habló de que la única opción que barajaba Butler era la de los Phoenix Suns. Hasta el punto de vetar cualquier relación con otro equipo. Ahora el jugador desvela que no es tan cierto. «No era escéptico de venir aquí. Simplemente no hablaba con nadie. Supe que iba a conseguir este contrato de cualquiera de las formas», se sincera. «La gente sigue diciendo que fue una cuestión de dinero. ¿Cómo va a serlo si cualquier equipo que traspasase por mí me lo iba a ofrecer. Yo solo quiero ganar».
Este, dice Butler, ha sido su motivación en cada movimiento que llevó a cabo. Eso sí, señala a los Bulls como un equipo «tacaño» por intentar renovarle antes de tiempo y su oferta posterior por aquel entonces. También aclara que su salida de Philadelphia fue parecida a la de los Heat. En cuanto a que ambas franquicias querían mantenerle, pero solo con su carácter bajo control.
Butler se deshace en elogios con cómo le han tratado desde que ha puesto un pie en San Francisco. Especialmente con la mano izquierda de Steve Kerr. A la que compara con la dureza de la ‘Heat Culture’, un término y credo que juzga como sobrevalorado. El alero no ha contestado a su supuesta negativa rotonda con los Memphis Grizzlies. Sea como fuere, Butler, efectivamente, acabó firmando dos años por 110 millones de dólares y lo terminará de cobrar con 37 años.