
La educadora y exministra de Educación, Jacqueline Malagón, reafirmó su respaldo a las pruebas nacionales como criterio esencial para el ingreso a la universidad, durante su participación en el programa El Sol de la Mañana.
Malagón argumentó durante una entrevista en El Sol de la Mañana, que estas pruebas son fundamentales para medir los conocimientos reales de los estudiantes y garantizar que quienes acceden a la educación superior lo hagan con la preparación necesaria. “Lo que no se mide, no se sabe si existe”, señaló, comparando la evaluación educativa con verificar el nivel de agua en un pozo.
La especialista recordó que la prueba de último año de bachillerato abarca diversas áreas del conocimiento, incluyendo matemáticas, ciencias, lenguaje, literatura y ciencias sociales, y permite identificar si los estudiantes dominan los saberes adquiridos durante la secundaria.

Sobre la situación de quienes no aprueban, Malagón fue enfática: solo los que superen la prueba, ya sea en primera o segunda convocatoria, deberían poder ingresar a las universidades. Para aquellos que no logran aprobarla, recomendó repetir el último año de bachillerato o incorporarse a programas técnicos como el Infotep, donde pueden formarse en oficios demandados por el mercado laboral.
Para Malagón, esto permite que cada joven acceda a una educación acorde a sus capacidades, evitando que se gradúe con vacíos de aprendizajes.
“Todo el mundo puede entrar a la universidad, pero tiene que entrar sabiendo. Estamos engañando a los estudiantes si permitimos que ingresen sin la preparación necesaria”, enfatizó. Según Malagón, la falta de rigurosidad educativa ha generado un sistema saturado de títulos que no siempre reflejan competencias reales.
La exfuncionaria también recordó su experiencia al crear las pruebas nacionales en 1992 y destacó que estas han sido una herramienta clave para garantizar calidad y equidad en la educación. Además, hizo un llamado a retomar el debate sobre un currículum más completo, incluyendo geopolítica, para fortalecer la formación académica de los jóvenes dominicanos.
Malagón respondió a quienes plantean que las pruebas nacionales deberían funcionar únicamente como evaluaciones diagnósticas, explicando que, si bien estas herramientas pueden servir para identificar lagunas en el aprendizaje, la realidad es que los resultados de muchos estudiantes muestran deficiencias importantes que deben ser atendidas antes de avanzar a la universidad.
Según la educadora, pasar al siguiente nivel académico sin medir competencias críticas termina perpetuando brechas educativas que afectan a largo plazo.
La exministra destacó la labor de especialistas como Ansel Sheker, jefa pedagógica del Ministerio de Educación, y su papel en el análisis de los resultados de las evaluaciones. Malagón advirtió que los datos recientes son preocupantes y evidencian que, a pesar de los avances, el sistema educativo aún enfrenta serias limitaciones. Por ello, considera que las pruebas deben seguir siendo un filtro real para garantizar que los estudiantes accedan a la universidad con los conocimientos necesarios.
Asimismo, Malagón enfatizó que utilizar las pruebas exclusivamente como diagnóstico podría generar la falsa sensación de que los estudiantes están preparados, cuando en realidad podrían arrastrar carencias acumuladas durante la secundaria. Para ella, mantener la función de selección de estas evaluaciones es clave para proteger tanto a los jóvenes como a la calidad de la educación superior, asegurando que los futuros profesionales tengan una base académica sólida.