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Los recientes lanzamientos de varios misiles hipersónicos por parte de Irán hacia territorio israelí han generado una tensión inédita. Se trata de misiles Fattah‑1 que Teherán asegura eludieron la Cúpula de Hierro, provocando daños materiales en ciudades como Tel Aviv y Haifa. Esta maniobra militar y su impacto estratégico marcan una nueva etapa en el enfrentamiento, ofreciendo pistas inquietantes sobre el futuro de los conflictos en Oriente Medio.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) declaró haber empleado misiles hipersónicos Fattah‑1 en un ataque que logra “penetrar” la famosa Cúpula de Hierro israelí. Presentados en 2023, estos misiles de 1.400 km de alcance y 450 kg de carga son descritos por Irán como “manipulables” y capaces de burlar defensas avanzadas. Israel, por su parte, admitió que al menos 30 misiles llegaron a Tel Aviv provocando incendios, si bien no hubo víctimas graves.
La Cúpula de Hierro, diseñada para interceptar amenazas de corto alcance, no está pensada para misiles balísticos hipersónicos que viajan a velocidades extremas y con maniobras imprevisibles. Además, las recientes interceptaciones pusieron en evidencia lagunas en sus protocolos efectivos, obligando a Israel a ajustar sus sistemas de alerta.
Israel respondió con bombardeos en repetidas ocasiones contra instalaciones militares iraníes, incluyendo plantas nucleares y universidades ligadas a la Guardia Revolucionaria. En paralelo, EE. UU. elevó su participación: envió aviones a la región, cerró su embajada en Jerusalén y prometió apoyo estratégico ante la escalada.
Analistas señalan que el uso de misiles hipersónicos marca un “punto de inflexión” en la ofensiva iraní. La capacidad de evadir sistemas como la Cúpula de Hierro redefine las reglas del conflicto y plantea interrogantes sobre la respuesta defensiva en el siglo XXI. Con Irán y EE. UU. catapultados al centro de la confrontación, la región se enfrenta a una nueva etapa que podría trascenderse en repercusiones globales.
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